Tema
22: La España democrática. La transición política y la Constitución de 1978
y el Estado de las Autonomías. Los gobiernos democráticos y la integración en
Europa.
Tras la muerte de Franco, Juan Carlos I fue
proclamado rey en un contexto político de gran incertidumbre. Se iniciaba un
complejo proceso de transición que llevaría de la dictadura a un sistema democrático.
1.
Grupos políticos:
Al morir
Franco, las diferencias entre el sector
más reaccionario (el “bunker”), organizado en torno a figuras como Blas Piñar y los "aperturistas"
se agudizaron. Entre estos últimos había políticos veteranos de la dictadura
que estaban convencidos de la necesidad del cambio, este era el caso de Fraga o Areilza, y jóvenes que no
habían vivido la guerra civil y que iban a desempeñar un papel clave en la
transición. Adolfo Suárez será la
figura clave en este grupo.
Las fuerzas de la derecha liberal eran muy débiles y se agrupaban en torno a
figuras como Ruiz Giménez y Gil Robles o
los partidarios de Juan de Borbón, padre del monarca.
Entre los nacionalistas hay que destacar la aparición de una nueva fuerza
hegemónica en Cataluña, Convergència
Democràtica de Catalunya dirigida por Jordi
Pujol. En el País Vasco, el Partido
Nacionalista Vasco será la fuerza mayoritaria.
Entre las fuerzas de izquierda sobresalía el Partido
Comunista de España, dirigido por Santiago
Carrillo, y, sin lugar a dudas, el partido más organizado y activo al
acabar la dictadura. El PSOE había
celebrado un Congreso en Suresnes (Francia) en 1974 en el que un nuevo
grupo dirigente organizado en torno a Felipe
González y Alfonso Guerra había llegado al poder. El Partido Socialistas Popular de Enrique Tierno Galván era otra
fuerza de izquierdas que terminó finalmente por unirse al PSOE.
La hegemonía
comunista también se reflejaba en el mundo sindical. Comisiones Obreras era el sindicato más poderoso, mientras que la UGT comenzaba a reorganizarse.
La histórica CNT se convirtió en una fuerza meramente simbólica.
Las diferencias entre el PCE y el PSOE
impidieron que toda la oposición democrática se coaligara en una única alianza.
Así, surgieron la Junta Democrática, dominada por el PCE y con fuerte
capacidad de movilización y la
Plataforma de Convergencia Democrática, en la que el PSOE, el
PNV y la UGT eran las fuerzas principales.
2.
El inicio del reinado de Juan Carlos I. El
gobierno de Arias Navarro
(noviembre 1975-julio 1976)
(noviembre 1975-julio 1976)
Los primeros
momentos de la monarquía de Juan Carlos I estuvieron caracterizados por la
indefinición. Muchos sospechaban que la
nueva monarquía sería una mera continuadora del franquismo sin Franco. Sin
embargo, el nuevo monarca se fue rodeando de un grupo de asesores,
entre los que destacaba Torcuato
Fernández Miranda, que diseñaron un plan de cambio político. Este cambio se
vino en denominar la reforma: cambios controlados que llevaran a un
sistema democrático desde las propias leyes franquistas.
En un principio el rey optó por mantener al
frente del gobierno a Arias Navarro,
quien había presidido el ejecutivo en la fase final de la dictadura. El
gobierno incluía a Manuel Fraga en el
puesto clave de ministro del Interior y figuras jóvenes procedentes del
Movimiento como Adolfo Suárez o Martín Villa. El gobierno de Arias fracasó
a la hora de impulsar un proceso de reformas creíble y respondió con represión
a las protestas sociales (numerosas huelgas en enero de 1976).
En marzo de
1976, toda la oposición se agrupó en la Coordinación Democrática
lo que reforzó las protestas contra el inmovilismo del gobierno de Aria
Navarro. Finalmente, el rey, que no había disimulado su descontento con la
labor del ejecutivo, destituyó a Arias Navarro en julio de 1976.
3.
El gobierno Suárez y la Ley de Reforma Política.
El
nombramiento de Adolfo Suárez, joven
político procedente del Movimiento, como nuevo presidente del gobierno fue
recibido con decepción entre la opinión democrática. Pese a que el nuevo
gobierno estaba formado por ministros aperturistas, muchos pensaron que Suárez
no era el hombre adecuado para liderar el proceso hacia la democracia.
Poco tiempo después, en septiembre de 1976, Suárez presentó el proyecto de Ley
para la Reforma
Política. Era la concreción legislativa del proceso de
desmantelamiento del franquismo desde el propio régimen. Paralelamente, Suárez
inicio contactos discretos con la oposición democrática.
Los sectores más inmovilistas del
franquismo, crecientemente irritados por la evolución política y los atentados
terroristas de ETA y el GRAPO, empezaron a conspirar para organizar un
golpe militar contra el incipiente proceso de reformas. En septiembre de 1976, Suárez nombró al teniente general Gutiérrez
Mellado vicepresidente del gobierno. Gutiérrez Mellado fue una figura clave
para controlar el peligro golpista en el Ejército.
Pese a las conspiraciones golpistas y a los
actos terroristas de ETA, la conciencia de que los cambios eran inevitables,
llevaron a las Cortes franquistas a aprobar en noviembre la Ley de Reforma Política, lo
que suponía su "suicidio político".
Poco a poco, la oposición fue saliendo de la
clandestinidad. El PSOE celebró en
Madrid su XXVII Congreso al que asistieron importantes líderes internacionales.
Santiago Carrillo, el líder comunista dio una rueda de prensa clandestina en
Madrid reclamando el derecho del PCE a ser legalizado. Detenido el 23 de
diciembre de 1976, fue puesto en libertad ocho días después.
Ese mismo mes se había celebrado un referéndum sobre la Ley de Reforma Política.
La respuesta había sido contundente: con 77.7% de participación, el 94.1% de los votos habían sido
positivos. La oposición, que en un principio había desconfiado de Suárez,
pasó a aceptar lo inevitable: el fin del franquismo no se realizaría mediante
lo que denominaban la ruptura democrática (gobierno provisional, amnistía,
legalización de todos los partidos, elecciones libres...). En adelante, gran parte de la oposición pasó a apoyar un proceso de
reforma que iba a concluir en el establecimiento de un genuino régimen
democrático.
El proceso
de reformas estuvo siempre amenazado por dos fuerzas opuestas. Por un lado,
las fuerzas de extrema derecha, en
las que se agrupaban los residuos del franquismo más duro, grupos terroristas como los Guerrilleros de Cristo
Rey, diarios del régimen como El Alcázar,
o grupos políticos como Fuerza Nueva dirigida por Blas Piñar. Esta extrema
derecha centró sus esfuerzos en alentar un golpe militar que pusiera fin al
proceso democrático. Por otro lado, los grupos
terroristas nacionalistas como ETA o de extrema izquierda como el GRAPO. Con
sus ataques al ejército y las fuerzas policiales alimentaban las posibilidades
de un golpe militar.
La situación llegó a su momento de máxima
tensión en la semana del 23 al 29 de
enero de 1977, cuando una sucesión de hechos violentos estuvo a punto de
dar al traste con la transición. Al asesinato
de un estudiante en una manifestación pro-amnistía por parte de los
"Guerrilleros de Cristo Rey", le siguió el secuestro del presidente
del Consejo Supremo de Justicia Militar, el general Villaescusa, por parte del
GRAPO y la matanza de cinco abogados laboralistas del PCE en Atocha por grupos
de pistoleros de extrema derecha.
La respuesta
popular fue una gran manifestación de repulsa en Madrid que se desarrolló
pacíficamente y que mostró claramente la voluntad general de continuar los
cambios de forma pacífica.
Adolfo Suárez supo
sortear los obstáculos y adoptó medidas que permitieron el paso a un régimen
democrático. La legalización del PCE en abril de 1977 y la amnistía de los
presos políticos llevaron a la celebración de las primeras elecciones
democráticas desde la
Segunda República en junio de 1977. El partido triunfador
fue la Unión
del Centro Democrático (UCD), nuevo partido organizado por Suárez en el que se
agrupaban los aperturistas del franquismo con algunos elementos moderados de la
antigua oposición democrática. La
UCD obtuvo el 34.5% de los votos.
El segundo partido más votado fue el PSOE de Felipe
González con casi el 30% de los votos. Ante la sorpresa de muchos, el PSOE se
hizo con la hegemonía en la izquierda. Por detrás quedó el PCE con un
9.4% y la Alianza Popular de Manuel Fraga con el 8.0%. Convergència
i Unió de Jordi Pujol y el PNV se constituyeron como las principales fuerzas
nacionalistas.
El nuevo gobierno de Suárez se aprestó a
hacer frente a los dos principales desafíos del momento: elaborar una Constitución que articulara políticamente el nuevo
sistema democrático y hacer frente al
terrorismo de ETA, que seguía atentando pese a una amnistía total decretada
en octubre de 1977, y al peligro golpista.
Todo este delicado proceso político debía hacerse
en un contexto de profunda crisis
económica. La crisis del petróleo de 1973 había golpeado duramente a España
y el paro y
la inflación crecían alarmantemente. Para estabilizar la situación económica
las principales fuerzas políticas firmaron en octubre de 1977 los Pactos de la Moncloa, una serie de medidas consensuadas
para hacer frente a las graves dificultades económicas.
4.
El proceso constitucional
A
las pocas semanas de su elección, las Cortes iniciaron los trabajos para
elaborar la
Constitución. Las Cortes elegidas en 1977 se convirtieron
inmediatamente en Cortes Constituyentes.
Se
eligió una Comisión Constitucional y esta nombró a siete diputados para
elaborar un primer texto como proyecto constitucional. Estos siete diputados, los "padres de la Constitución"
fueron Gabriel Cisneros, Miguel Herrero de Miñón y José Pedro Pérez
Llorca de UCD; Gregorio Peces-Barba del PSOE; Jordi Solé Turá del PCE;
Miquel Roca, en representación de Minoría Catalana y del PNV ; y Manuel
Fraga de AP. La ausencia de un representante del PNV ligada a la cuestión
de los "derechos históricos", tuvo graves consecuencias ya que el
principal partido nacionalista vasco no apoyó finalmente el texto
constitucional.
Aquellas cuestiones que suscitaban mayores
diferencias fueron redactadas de tal forma que pudieran ser aceptadas por las diversas fuerzas políticas. Por eso,
algunos artículos de la
Constitución son ambiguos.
Tras su debate en el Congreso y en el Senado, el texto final fue aprobado en el Pleno del Congreso de los Diputados por 316 votos a favor, 6 en contra y 3 abstenciones. Finalmente, el Proyecto de Constitución fue sometido a referéndum de los ciudadanos el 6 de diciembre de 1978. La Constitución quedó aprobada con un 87,87% de votos afirmativos.
Tras su debate en el Congreso y en el Senado, el texto final fue aprobado en el Pleno del Congreso de los Diputados por 316 votos a favor, 6 en contra y 3 abstenciones. Finalmente, el Proyecto de Constitución fue sometido a referéndum de los ciudadanos el 6 de diciembre de 1978. La Constitución quedó aprobada con un 87,87% de votos afirmativos.
El proceso
preautonómico Ante el deseo de
autogobierno de vascos y catalanes, manifestado de forma espectacular el 11 de
septiembre cuando millón y medio de catalanes se manifestaron por la autonomía
en Barcelona, el gobierno de Suárez inició el proceso preautonómico antes de la
aprobación de la
Constitución. Suárez optó por el restablecimiento formal de la Generalitat, en
septiembre de 1977, y en el País Vasco en diciembre de ese mismo año se creó el
Consejo General Vasco, como régimen preautonómico para la región. A
principios de 1978, Cataluña y País Vasco eran regiones preautonómicas. Entre abril y octubre de 1978, se crearon
por decreto-ley, organismos preautonómicos para el gobierno de Galicia,
Asturias, Castilla-León, Aragón, Castilla-La Mancha, País Valenciano,
Extremadura, Andalucía, Murcia, Baleares y Canarias.
Ante las demandas de autonomía de catalanes y
vascos, y en menor medida de gallegos, el gobierno de UCD optó por impulsar la
generalización del principio de autonomía regional. Se trataba de lo que coloquialmente se denominó "café para
todos" y prefiguró el futuro constitucional de la estructura territorial
de España.
Las
principales características de la Constitución son las siguientes:
·
Se define a España como un Estado social y democrático
de Derecho, se proclama que la soberanía
reside
en el pueblo y se define la
forma política del Estado como una Monarquía parlamentaria.
·
El artículo 2 hace compatible la unidad de la Nación con el derecho a la
autonomía de las nacionalidades y regiones. Esta es una de las grandes novedades
de la Constitución.
·
El título I es el
más extenso de la
Constitución y contiene los derechos, libertades y deberes de los españoles. Aquí se recogen
los derechos individuales como el
derecho a la vida, a la integridad física, la libertad ideológica, religiosa y
de culto, a la libertad de expresión, a la educación, etc. También se incluyen
algunos derechos sociales como la protección a la familia, disponer de una
vivienda digna, disfrutar del medio ambiente, derecho al trabajo, a la
protección de la salud, etc.
·
En lo que se
refiere a la Corona
se establece que el Rey es el Jefe del
Estado y se fijan sus funciones, atribuciones y prerrogativas. Su poder es
formal.
·
La Constitución establece la
separación de poderes y organiza los poderes del Estado. Las Cortes están
formadas por dos Cámaras: el Congreso de los Diputados y el Senado. Ambas son
elegidas por sufragio universal y ejercen el poder legislativo. El Gobierno,
que ejerce el poder ejecutivo, dirige la política interior y exterior de
España. También tiene potestad legislativa ya que puede presentar proyectos de
leyes a las Cortes y desarrolla los reglamentos de las leyes aprobadas. El
Presidente del Gobierno es investido por el poder legislativo. Los Jueces y magistrados ejercen el poder
judicial. Se crea el Tribunal Constitucional cuya función es evitar cualquier
violación de la
Constitución y vigilar que no haya leyes que contradigan al
texto constitucional. Es también el máximo órgano encargado de proteger los
derechos y libertades fundamentales.
·
El título VIII de la Constitución
establece los cauces legales para que los territorios que lo desearan y que
cumplieran una serie de requisitos pudieran constituirse en Comunidades
autónomas. Las Comunidades Autónomas que se constituyeran tendrían un Estatuto
de Autonomía en el que se recogerían las competencias que asumían. Los
Estatutos de Autonomía deben ser aprobados por las Cortes Generales. Aprobada la Constitución, se constituyeron
en el período 1979-1983 las actuales Comunidades Autónomas y nuestro país quedó
conformado por 17 Comunidades y dos Ciudades Autónomas (Ceuta y Mellilla
constituidas en 1995). Cada una de estas comunidades posee una Asamblea
Legislativa y un Gobierno propios.
·
La Constitución también establece el principio de solidaridad y el equilibrio económico entre las distintas
regiones del territorio español.
5.
La segunda legislatura de UCD y el fin del
gobierno de Suárez (1979-1981)
Tras aprobarse la Constitución, las
Cortes fueron disueltas y en las nuevas
elecciones celebradas el 1 de marzo de 1979 volvió a triunfar la UCD de Suárez.
No ocurrió así en las elecciones
municipales, las primeras democráticas desde la II República,
celebradas poco después. La izquierda
conquistó los principales ayuntamientos mediante la alianza del PSOE y el PCE.
Pese a esta alianza, Felipe González forzó
un giro político e ideológico en el PSOE tras la celebración de su XXVIII Congreso. El PSOE abandonó el
marxismo como ideología oficial y se configuró como un partido de izquierda
moderada que podía aspirar al poder en unas próximas elecciones.
El año 1979
se inició un proceso de deterioro político que culminará con el golpe de Estado
frustrado en 1981. Diversos factores explican esta crisis política:
- La brutal campaña terrorista de ETA que causó 77 muertos en 1979 y 95 en 1980. Esos fueron los dos años más letales de la banda.
- El consiguiente desasosiego en los círculos militares de extrema derecha que iniciaron contactos para la preparación de un golpe.
- El fin del consenso con el inicio por parte del PSOE de una dura campaña de oposición.
- La aprobación de los Estatutos de Autonomía del País Vasco y Cataluña a fines de 1979 y las consiguientes elecciones autonómicas que dieron mayoría a las fuerzas nacionalistas. Convergència y Unió de Jordi Pujol y el PNV.
- La crisis interna de UCD. Las disensiones y críticas internas en un partido que había nacido de forma artificial fueron minando poco a poco la posición de Suárez, a menudo enfrentado con miembros de su propio partido.
Todos estos factores precipitaron la dimisión de Suárez el 29 de enero de 1981.
Calvo Sotelo, dirigente de UCD, fue designado candidato a la presidencia. Tras
no obtener mayoría suficiente en una primera votación, se fijó para el día 23
de febrero la segunda votación para su investidura.
6.
El golpe de estado del 23-F. El último
gobierno de UCD: Calvo Sotelo (1981-1982)
Mientras se
celebraba la votación de investidura un grupo de guardias civiles dirigidos por
el teniente coronel Tejero entraron en
las Cortes secuestrando al poder legislativo y ejecutivo. El capitán
general de Valencia, Jaime Milans del Bosch, decretaba el estado de guerra y
publicaba un bando que recordaba los del verano de 1936. El segundo jefe del
Estado Mayor del Ejército, Alfonso Armada, era otro de los principales
golpistas. El golpe no contó, sin embargo, con el apoyo unitario del
ejército. La labor de algunos militares como el capitán general de Madrid,
Quintana Lacaci, posteriormente asesinado por ETA, fue clave para abortar el
golpe. El momento decisivo llegó en la madrugada cuando el rey se dirigió a los
ciudadanos, explicando las órdenes que había transmitido a los altos cargos
militares de sumisión al orden constitucional.
Calvo
Sotelo gobernó sólo un año y medio en un período marcado por la descomposición
de su propio partido, la aprobación de la Ley del Divorcio con una fenomenal oposición de la Iglesia y el escándalo del
envenenamiento masivo por aceite de colza desnaturalizado.
En mayo
de 1982, con la oposición de los partidos de izquierda, España ingresó en la Organización del
Atlántico Norte (OTAN). El PSOE prometió un referéndum popular sobre esta
adhesión si ganaba las elecciones. En octubre de
1982, Calvo Sotelo convocó elecciones.
El PSOE consiguió un triunfo arrollador con más de 10 millones de votos y
mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. El proyecto de "cambio"
de Felipe González había arrollado a una UCD que casi desapareció en las
elecciones y fue sustituida por la Alianza Popular de Manuel Fraga como el principal
partido de la derecha.
7.
Los gobiernos socialistas de Felipe González
(1982-1996)
En la primera legislatura socialista (1982-1986),
el gobierno de González tuvo que hacer frente a una difícil situación económica. El gabinete socialista aprobó un
estricto plan de estabilización económica que implicó un proceso de
reconversión industrial que llevó al cierre de muchas industrias obsoletas.
Estas medidas provocaron el desconcierto entre las centrales sindicales, pero
permitieron sanear la economía y prepararla para la recuperación.
El gobierno
socialista tuvo que hacer frente a una
dura campaña terrorista de ETA, con más de cien muertos durante la
legislatura, y a la vez reformar el Ejército para acabar con el peligro del
golpismo. Esta reforma fue uno de los grandes éxitos del gabinete.
Otras medidas fueron la aprobación de la reforma universitaria, la LODE, que establecía la
enseñanza gratuita y obligatoria hasta los dieciséis años, y una
despenalización parcial del aborto.
España
finalmente consiguió acceder a la Comunidad Económica Europea el 1 de enero de 1986. El viejo anhelo de integración en
Europa se convirtió en realidad. Como contrapartida, Felipe González cambió
radicalmente su discurso sobre la
OTAN, en el referéndum pidió el voto afirmativo que
finalmente fue la opción ganadora.
En 1986,
el PSOE volvió a ganar las elecciones por mayoría absoluta propiciando la
crisis entre sus contrincantes. Fraga repitió resultados lo que propició una
larga crisis en su partido y el PCE se coaligó con diversas fuerzas menores
configurando Izquierda Unida. La segunda legislatura socialista (1986-1989)
estuvo marcada por un fuerte desarrollo económico que duraría hasta 1992. Este
crecimiento se concretó una ambiciosa política de inversiones públicas en
infraestructuras favorecida por la transferencia de fondos procedentes de la CEE. Los servicios
educativos, sanitarios y de pensiones crecieron de forma notable, siendo
sufragados por un sistema fiscal relativamente progresivo. Por primera vez se
podía hablar de un Estado del Bienestar en España.
El crecimiento económico y las medidas
liberalizadoras del gobierno trajeron un aumento de las diferencias de riqueza
entre los diversos grupos sociales. Los
sindicatos CC.OO. y UGT organizaron una huelga general el 14 de diciembre de
1988. El país se paralizó y Felipe González tuvo que negociar la retirada
parcial de su programa liberalizador.
En 1989,
el PSOE volvió a ganar por mayoría absoluta pese a una fuerte reducción de
votos. En esta tercera legislatura del PSOE (1989-1993), España celebró en 1992
dos acontecimientos internacionales, los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla que mostraron
la imagen de un país moderno. Sin embargo, la crisis
económica iniciada a principios de los noventa repercutió duramente en España y
fue la antesala del estallido de escándalos de corrupción (hermano de Alfonso Guerra y FILESA) que afectaron al gobierno
socialista. A ellos se vino a unir el escándalo de los GAL, grupo armado
formado por policías y mercenarios que con la complicidad de cargos del
gobierno llevó a cabo la "guerra sucia" contra ETA.
En las
elecciones de 1993, el PSOE volvió a vencer aunque esta vez sin mayoría
absoluta por lo que necesita el apoyo parlamentario de Convergència i Unió de
Pujol. Las fuerzas de derecha se habían reorganizado en el Partido Popular que
era dirigido desde 1989 por José María Aznar. Se iniciaba así la cuarta
legislatura con Felipe González en el gobierno del país (1993-1996).
Las dificultades económicas, los escándalos
y la dura campaña de la oposición llevaron a que, tras negarle Pujol el apoyo
para aprobar los presupuestos, Felipe González convocara elecciones en 1996.
8.
El gobierno del PP (1996-2000)
José
María Aznar no consiguió la mayoría absoluta y se vio obligado a pactar con las
minorías nacionalistas para acceder a la presidencia del gobierno. El giro
hacia la derecha se vio corroborado con las victorias del PP en las elecciones
autonómicas y municipales. El ciclo socialista bajo el liderazgo de Felipe
González había tocado su fin.
Aznar
centró sus esfuerzos en aplicar una política económica ortodoxa que redujera el
déficit El gran objetivo era cumplir los
denominados criterios de convergencia (inflación, deuda, déficit...)
establecidos en el Tratado de Maastricht de 1991 y que una vez alcanzados
permitirían a España unirse a la nueva divisa europea, el Euro. La política
económica fue un éxito. La actividad económica se reactivó, el paro descendió
de manera notable y el saneamiento de la economía llevaría a que España
participara en el nacimiento del Euro en 1999.
El terrorismo de ETA llegó a su expresión más
sangrienta en verano de 1997 con el
asesinato del concejal del PP en el ayuntamiento vasco de Ermua, Miguel Ángel
Blanco. La crueldad de la banda terrorista y la labor de los colectivos que
llevaban años enfrentándose a la violencia en el País Vasco provocaron una
importante reacción popular que vino a denominarse el "espíritu de
Ermua".
El gobierno de Aznar, con el apoyo de la oposición socialista, se lanzó
decididamente a una política de dureza con ETA y con el entorno nacionalista.
La reacción en el campo albertzale fue el Pacto de Lizarra-Estella de 1998, un
acuerdo de todas las fuerzas nacionalistas, desde el PNV a ETA, para avanzar
hacia la independencia. Unos días después ETA declaró una tregua indefinida y
sin condiciones.
Los contactos entre el gobierno de Aznar y el grupo
terrorista no dieron ningún resultado y un año después ETA volvió a la
actividad armada. El presidente Aznar, que había sido víctima de un atentado
frustrado en 1995, reforzó su política de enfrentamiento con el nacionalismo
vasco en todas sus tendencias.
Las elecciones
convocadas en el año 2000 marcaron el momento de apogeo del PP y Aznar. El
nuevo siglo se inició con una mayoría absoluta del PP en las Cortes.