Bloque 10. La Segunda República. La Guerra Civil en un contexto de Crisis Internacional (1931-1939.
10.1. La proclamación de la Segunda República. La Constitución de 1931. El bienio reformista (1931-1933).
a. Los partidos y las fuerzas políticas.
· Grupos fascistas. Destacan las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) y la Falange, fundada en 1933 por José Antonio Primo de Rivera. Se unieron en 1934.
· Fuerzas políticas de derechas. Las principales fueron los carlistas que organizaron grupos armados (requetés) para derribar la República; Renovación Española, grupo dirigido por Calvo Sotelo y rechazaba el sistema democrático; y la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), dirigida por José María Gil Robles y principal partido de derechas. Es un partido que se caracterizó por la defensa de la Iglesia Católica, del Ejército, el conservadurismo social y el rechazo del nacionalismo.
· Centro político. Ocupado por el Partido Republicano Radical. Dirigido por Alejando Lerroux, que llegó a ser jefe de gobierno en varias ocasiones.
· Grupos de izquierdas. Acción Republicana. Liderado por Manuel Azaña, gran intelectual y excelente orador. Fue ministro de Guerra (gobierno provisional), jefe de gobierno entre 1931 y 1933, y presidente de la República desde 1936. El partido representaba a las clases medias de las grandes ciudades e intentaba impulsar un ambicioso programa de reformas (educación, autonomías regionales, agricultura, etc.). Tras la fusión con otras fuerzas republicanas, se convirtió en Izquierda Republicana.
· Partidos obreros. Partido Socialista Obrero Español. Era el principal partido de la izquierda obrera. Los principales líderes eran Largo Caballero, Prieto y Besteiro. Partido Comunista de España Era un partido minoritario revolucionario. Sus principales dirigentes eran José Díaz y Dolores Ibárruri (La Pasionaria).
· Sindicatos obreros. Unión General de Trabajadores. Aumentó considerablemente el número de afiliados (aproximadamente un millón) durante este período. La CNT superó el millón de afiliados al iniciarse la II República. Apoyó al Frente Popular en 1936.
· Partidos nacionalistas y regionalistas como el Partido Nacionalista Vasco, Lliga Regionalista o Esquerra Republicana de Cataluña (partido nacionalista de izquierdas).
b. La Constitución de 1931.
Tras su proclamación de la II República el 14 de abril de 1931, se formó un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora. Su misión principal fue convocar elecciones a Cortes Constituyentes para la elaboración de una Constitución.
En los momentos iniciales de la República, uno de sus principales problemas fue el religioso. Los sectores más reaccionarios de la Iglesia se habían enfrentado al gobierno republicano por su política laicista en materia de enseñanza y por el fin de la financiación de la Iglesia. Los días 11 y 12 de mayo se produjeron los sucesos que han pasado a la historia como la quema de conventos. Se quemaron un total de cien edificios religiosos en Madrid, Sevilla, Córdoba, etc. Por ello, los sectores más conservadores hicieron de la defensa de la religión un instrumento de la propaganda antirrepublicana.
Constitución de 1931. El 28 de junio de 1931 se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino. Pudieron presentarse mujeres como candidatas y resultaron elegidas dos diputadas (Clara Campoamor y Victoria Kent, más Margarita Nelken en las elecciones parciales de octubre) por vez primera en la historia electoral española. Triunfaron los republicanos de izquierda y los socialistas. Estas Cortes elaboraron la Constitución de 1931, que fue aprobada el 9 de diciembre de 1931. Consta de 125 artículos. Sus características son:
· Define a España como “República democrática de trabajadores de toda clase, organizados en un régimen de libertad y justicia”. Establece un Estado democrático y de derecho.
· División de poderes. El poder legislativo reside en el pueblo, que lo ejerce a través de las Cortes unicamerales (Congreso de los Diputados), diputados elegidos por cuatro años mediante el sufragio universal. El poder ejecutivo recaía en el presidente de la República, elegido por los diputados y ocupaba la Jefatura del Estado. Su mandato, sin posibilidad de reelección, duraba seis años. El Presidente de la República nombra al jefe de gobierno y, a propuesta de éste, los ministros, que deben ser ratificados por las Cortes, ante quienes responden individualmente. El poder judicial era ejercido por jueces independientes.
· Amplia declaración de derechos y libertades. Reconoce sin limitaciones los derechos individuales y se regulan derechos sociales: reunión, asociación, trabajo, salud, protección social, etc. Una novedad importante es el reconocimiento del derecho al voto de la mujer. Se crea un Tribunal de Garantías Constitucionales, que garantiza el cumplimiento de estos derechos.
· Tema autonómico. La Constitución incluía una fórmula para posibilitar las autonomías regionales con carácter particular y no general: una o varias provincias limítrofes con características históricas y culturales comunes podía solicitar un Estatuto de autonomía. Cataluña consiguió en 1932 su Estatuto de Autonomía (tuvo un gobierno propio, la Generalitat, con un presidente, un Parlamento; la Generalitat tenía atribuciones legislativas y ejecutivas en economía, educación, transportes, etc.; y el gobierno de la República se ocuparía de las relaciones exteriores, el orden público y el ejército). Durante la Guerra Civil se aprobaron los Estatutos del País Vasco (1936) y Galicia (1938).
· Tema religioso. Se estableció la aconfesionalidad del Estado (libertad de cultos), suprimiéndose toda ayuda económica a la Iglesia Católica y prohibiéndose a las órdenes religiosas ejercer la enseñanza. Por último, se permitieron el matrimonio civil y el divorcio.
· Problema social. La Constitución establece la posibilidad de socializar la propiedad (expropiación) y los principales servicios públicos (ferrocarriles, bancos, minas, etc.).
En conjunto, la Constitución era muy progresista. Fue atacada por la Iglesia y por los partidos de la derecha, especialmente por el tema religioso. Tras la aprobación de la Constitución fue elegido Niceto Alcalá Zamora como primer presidente de la República.
c. El bienio reformista (diciembre 1931-diciembre 1933).
El bienio reformista se caracteriza por la aprobación de importantes reformas. El proceso se vive en un clima permanente de tensión política, propiciada desde la izquierda a través de huelgas y levantamientos obreros y campesinos, y desde la derecha mediante la resistencia ante las reformas. El primer gobierno constitucional fue presidido por Azaña y se incluían ministros socialistas y republicanos de izquierda. Las principales reformas fueron:
1. Reforma militar. La reforma fue impulsada por Azaña (Ley Azaña) con un doble objetivo. Primero, someter el Ejército al poder civil, porque muchos oficiales estaban acostumbrados a intervenir en la vida política. En segundo lugar, reducir el alto número de oficiales de 21.000 a 8.000 para ajustarlo a las necesidades reales y a la capacidad presupuestaria del país.
2. Reforma educativa. Era considerada la cuestión clave para conseguir la modernización de España. Había una gran tasa de analfabetismo (superior al 30%), la mitad de la población infantil estaba sin escolarizar, faltaban escuelas, maestros, etc. La Constitución declaraba la escuela primaria obligatoria, gratuita y mixta, esto último para escándalo de la derecha y de la Iglesia. El gobierno construyó 13.500 escuelas para luchar contra el analfabetismo, mejoró la enseñanza secundaria y potenció la investigación en los niveles universitarios.
3. Reforma religiosa. La actuación del gobierno se orientó a eliminar el poder y la influencia sociales de la Iglesia. Se partía de la separación Iglesia-Estado y fueron promulgadas una serie de leyes en este sentido: el divorcio, el matrimonio civil, la secularización de los cementerios, la prohibición de la enseñanza a las órdenes religiosas, la supresión de la ayuda estatal a la Iglesia, etc. Esta política se tradujo en un enfrentamiento constante entre la Iglesia y el Estado.
4. Reforma agraria. Los problemas principales agrícolas seguían siendo el latifundismo y el elevado número de jornaleros sin tierra. Los tres objetivos de la reforma agraria fueron:
· Objetivo social. Entregar tierras a los campesinos para consolidar el régimen republicano.
· Objetivo político. Eliminar el poder económico de los grandes terratenientes, en la mayoría de los casos contrarios a la República.
· Objetivo económico. Incrementar la producción total del sector agrario y elevar el nivel de renta del campesinado, lo que permitiría el desarrollo de las actividades industriales y comerciales.
En 1932 se aprobó la Ley de Reforma Agraria. Establecía la posibilidad de expropiar latifundios, tierras arrendadas constantemente y las tierras incultas o abandonadas. Las tierras expropiadas se destinaban al asentamiento de campesinos, que explotarían las fincas de forma colectiva o cultivarían parcelas individuales. Para llevar a cabo la redistribución de las tierras se creó el Instituto de Reforma Agraria. Sin embargo, el proceso fue lento, se expropiaron pocos terrenos y sólo habían sido asentados unos 8.000 campesinos en 1934. En consecuencia, los jornaleros quedaron decepcionados con la República y se inclinaron hacia soluciones revolucionarias propuestas por los anarquistas.
5. Reforma social. Largo Caballero, ministro de Trabajo, impulsó la aprobación de una legislación laboral de gran amplitud: Ley de Contratos de Trabajo, leyes de jornadas máximas, salarios mínimos, regulación del derecho a la huelga, etc. Esta legislación contó con la oposición de la patronal. La CNT vio como las protestas para acelerar esa mejoría eran duramente reprimidas. Por ello, los anarquistas optaron por una línea dura y recurrieron a las huelgas revolucionarias. Una de ellas fue la de Casas Viejas (Cádiz) en enero de 1933, donde la Guardia Civil realizó una auténtica masacre frente a un grupo de anarquistas.
En 1933 la inestabilidad era evidente y se manifestó en la reorganización de la derecha (fundación de la CEDA, Renovación Española y Falange Española); las conspiraciones militares monárquicas para acabar con la República (golpe de Estado dirigido por Sanjurjo en 1932); el triunfo de la derecha en las elecciones municipales parciales de abril de 1933, etc. Esta situación provocó la convocatoria de elecciones.
10.2. El gobierno radical cedista (1933-1935). La Revolución de Asturias. El Frente Popular, las elecciones de 1936 y el nuevo gobierno.
a. El gobierno radical cedista (diciembre 1933-febrero 1936)
En las elecciones celebradas en noviembre de 1933 triunfaron las candidaturas de derechas (la lista más votada fue la de la CEDA). El triunfo de la derecha se debió a factores como la elevada abstención de los obreros, la dispersión de las candidaturas de izquierdas, la elevada participación de los católicos, etc. La CEDA y el centrista Partido Republicano Radical iniciaron una etapa de colaboración, cuyo propósito era anular las reformas aprobadas en la etapa anterior:
· Aprobación de una Ley de Amnistía que favoreció a los participantes en el fallido golpe de Estado antirrepublicano de agosto de 1932, encabezado por el general Sanjurjo.
· Contrarreforma agraria que significó paralizar la reforma agraria.
· Se restablece y aumenta la subvención al clero.
· Revisión de la Constitución para restringir las autonomías regionales. En 1934 se suspendió el Estatuto de Autonomía de Cataluña.
La aplicación de este programa político supuso un giro con respecto a la política del período anterior, lo que condujo a la radicalización de varios sectores de la sociedad:
1. Del movimiento obrero y del socialismo. Desilusionados con ese giro a la derecha, los socialistas realizaron una oposición cada vez más directa, pensando que había llegado el momento de que el proletariado tomara el poder. Con esta intención constituyeron la Alianza Obrera, que agrupaba a socialistas, anarquistas y comunistas.
2. Los militares se dividieron en dos bandos. Los de derechas crearon la UME (Unión Militar Española), que contactan con falangistas y monárquicos. Los de izquierdas fundaron la UMRA (Unión Militar Antifascista Republicana).
3. Se produjo una radicalización de los partidos, tanto de izquierdas (PSOE) como de derechas (acciones violentas de la Falange, la CEDA se orientó hacia posiciones fascistas).
4. Tensión entre el Gobierno central y la Generalitat por el intento de limitar la autonomía catalana.
b. La Revolución de Asturias
En este contexto se produjo la Revolución de Octubre de 1934. Las fuerzas proletarias valoraron la victoria electoral de las derechas en 1933 como el fin de la República democrática. Además, observaban con temor el avance del fascismo en Europa por lo que iniciaron la insurrección al anunciarse la entrada de varios ministros de la CEDA en el gobierno. La CEDA no ocultaba su admiración por el nazismo alemán; utilizaba una simbología similar en sus manifestaciones públicas y se declaraba abiertamente antidemócrata.
El 5 de octubre se inicia una huelga general en todo el país con el objetivo de que triunfara la revolución proletaria. Esta huelga fue convocada por el PSOE, la UGT y las Juventudes Socialistas. La huelga fracasó en el País Vasco y en Madrid. En Cataluña, el apoyo de Companys, presidente de la Generalitat, hizo triunfar por un tiempo la revolución. Companys proclamó el Estat Català, lo que suponía ponerse al margen de la Constitución. La respuesta del gobierno fue la suspensión del Estatuto de Autonomía. La revolución fracasa porque la CNT no se sumó a la misma.
En Asturias, la revolución tuvo una mayor importancia. La Revolución de Asturias es la primera revolución socialista proletaria en España. Los socialistas, los ugetistas y los cenetistas formaron la Alianza Obrera o UHP (Unión de Hermanos Proletarios). Los obreros asturianos tomaron las armas y lograron el control de toda la provincia. Para combatir la revolución asturiana, el gobierno entregó plenos poderes militares al general Franco, que hizo traer tropas de la Legión y de los regulares. El 19 de octubre la revolución estaba sofocada.
Esta revolución provocó 1.335 muertos y 2.951 heridos. Además, fueron detenidas 30.000 personas, entre ellas importantes dirigentes políticos como Azaña, Companys, etc.
El período posterior estuvo marcado por los sucesos de octubre. La crisis del gobierno fue constante porque los radicales sólo podían gobernar con el apoyo de la CEDA, pero rechazaban su política extremista, cada vez más próxima a planteamientos autoritarios y fascistas. La propaganda cedista, especialmente la de sus juventudes (JAP), era radical y violenta. Los cambios de ministros fueron frecuentes a lo largo de 1935 y el presidente de la República, Alcalá Zamora, era cada vez más crítico con el gobierno por su alejamiento de la Constitución. Los nombramientos hechos por Gil Robles (ministro de la Guerra), colocando a Franco como Jefe de Estado Mayor y a Fanjul, Goded y Mola, todos ellos partidarios de un golpe militar, en los principales puestos militares, provocaron sospechas entre la izquierda y en el propio Alcalá Zamora.
La crisis definitiva se produjo cuando estalló el escándalo del estraperlo. Fue un escándalo financiero en el que se vieron implicados varios ministros del Partido Republicano Radical de Lerroux que habían sido sobornados para que se autorizara un juego de ruleta eléctrica en los casinos españoles. Alcalá Zamora decretó la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones para febrero de 1936.
c. El Frente Popular, las elecciones de 1936 y el nuevo gobierno.
El 15 de enero se firmó el Pacto del Frente Popular, formado por Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, PCE, POUM, Juventudes Socialistas, Partido Sindicalista y UGT. La CNT no participó, pero apoyó indirectamente al Frente Popular. El programa del Frente Popular consistía en una vuelta a la legislación aprobada durante el bienio reformista. La otra gran coalición se formó entre el Bloque Nacional (dirigido por Calvo Sotelo y Goicoechea, de orientación monárquica y la CEDA.
Las elecciones del 16 de febrero de 1936 dieron el triunfo al Frente Popular. Azaña fue nombrado jefe de gobierno. Sus decisiones más importantes fueron:
§ Amnistía y excarcelación de los presos detenidos tras la revolución de 1934.
§ Restitución de la autonomía a Cataluña y la tramitación de los estatutos vasco y gallego.
§ Aceleración en la aplicación de la Ley de Reforma Agraria.
§ Declaración de ilegalidad de la Falange.
§ Cese de Franco como Jefe del Estado Mayor, siendo destinado a Canarias.
Un hecho importante de esta etapa fue la destitución de Alcalá Zamora como presidente de la República. El 3 de mayo fue elegido el nuevo presidente de la República, Manuel Azaña. El nuevo gobierno presidido por Casares Quiroga tuvo que enfrentarse a graves problemas:
o La enorme cifra de desempleados (aproximadamente un millón).
o El aumento de la conflictividad social, tanto en el campo como en las ciudades.
o Los atentados y la creciente violencia política. El 12 de julio unos pistoleros falangistas asesinaron al teniente Castillo. El 13 de julio fue asesinado el dirigente derechista Calvo Sotelo, por un grupo de agentes del orden que intentaba vengar la muerte de su compañero.
o La firme decisión tomada por poderosos grupos socioeconómicos e importantes jefes militares de destruir la República mediante un golpe militar para impedir el desarrollo de reformas que amenazaban sus intereses. En este sentido, la acción gubernamental fue nefasta porque, en lugar de destituir a los posibles militares golpistas, fueron enviados a puestos clave: Franco a Canarias (cerca del ejército de África), Goded a Baleares, Mola a Navarra, Queipo del Llano a la Dirección del Cuerpo de Carabineros, etc. El golpe de Estado contra la República se produjo el 17 de julio en el Marruecos español, extendiéndose al resto del territorio el 18 de julio.
10.3. La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. La dimensión internacional del conflicto.
a. Causas de la guerra.
o Problema social. Las esperanzas de los trabajadores en las reformas de la II República y la resistencia de los patronos a las mismas profundizaron el problema social.
o Problema regional. La concesión del Estatuto a Cataluña (1932) y la tramitación de los Estatutos vascos y gallegos en 1936 fueron interpretados como la disolución de España por la derecha.
o Cuestión religiosa. El enfrentamiento entre los defensores de la Iglesia y los de la separación Iglesia-Estado, la legislación religiosa republicana y la falta de diálogo agudizaron el problema.
o Contexto internacional. El establecimiento de regímenes fascistas en Italia (Mussolini) y en Alemania (Hitler) tuvo consecuencias en la política española. Los grupos fascistas (Falange Española, etc.) despreciaban la democracia y eran partidarios del uso de la fuerza para acabar con la República. Por su parte, la Unión Soviética y la Internacional Comunista habían propiciado la alianza con la izquierda burguesa con la creación de frentes populares contra el fascismo. La violencia política aumentó y se manifestó en el asesinato del teniente Castillo, obra de los falangistas, y de José Calvo Sotelo, como respuesta del anterior.
b. La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra
Desde las elecciones de 1936 había rumores de golpe militar. El gobierno había trasladado a algunos de los militares más significativos: Mola (Navarra), Franco (Canarias), Goded (Baleares) y Sanjurjo, jefe del golpe, exiliado en Portugal.
La sublevación comenzó el 17 de julio en Ceuta y Melilla. Franco se traslada a Tetuán para tomar el mando del ejército africano. La rebelión se extendió a la península el 18 de julio. En Sevilla, el general golpista Queipo de Llano consigue dominar la ciudad y la sublevación se extiende por toda Andalucía occidental.
En Barcelona, la CNT movilizó a los obreros y se hizo con armas para enfrentarse a los golpistas, que tuvieron que rendirse. En Madrid, la entrega de armas a las milicias obreras, integradas por socialistas y comunistas, y la acción de las fuerzas leales al gobierno hicieron fracasar la sublevación. El día 21 la sublevación había triunfado en 29 capitales de provincias, mientras que 21 permanecían leales a la República. Los sublevados controlaban dos amplias regiones, al sur y norte de la Península, además del dominio del norte de África, Baleares y Canarias. Además, controlan la frontera portuguesa, a través de la cual recibían ayuda. En general, el golpe triunfó en función de dos condiciones: la rapidez y la coordinación de sus protagonistas y la capacidad de reacción de las fuerzas populares. La falta de reacción del gobierno en las primeras horas de la sublevación fue decisiva para su triunfo en algunas ciudades, al igual que la negativa a entregar armas a la población. España se dividió en dos zonas:
· Zona republicana. La República controlaba las regiones industriales y tenía las reservas de oro del Banco de España. En cuanto a los efectivos militares, la mitad de las unidades del Ejército de Tierra permanecía bajo el control del gobierno republicano. Pero la gran mayoría de la oficialidad se había sublevado y las unidades estaban desarticuladas, por lo que el gobierno republicano tuvo que recomponer un ejército sobre la base de las milicias obreras. La aviación permaneció leal al gobierno republicano, y en la Armada, la marinería también, mientras que los mandos se habían sublevado. Por último, tuvieron un papel importante las milicias (civiles armados, a los que se unirán después las Brigadas Internacionales). En cuanto a las fuerzas políticas que apoyaron a la República nos encontramos los siguientes: moderados (como IR y UR), obreros (PSOE, PCE, POUM, PSUC,…), fuerzas sindicales (CNT y UGT), regionalistas (ORGA, ERC y PNV).
· Zona nacional (nacionales: es el término que se aplicó a los que se habían sublevado contra el gobierno legítimo y democrático de la República). Los nacionales controlaban las regiones agrarias de escaso desarrollo. En cuanto a los efectivos militares, el resto de las fuerzas (la mitad del Ejército de Tierra y la mayoría de los mandos de los tres cuerpos), más el Ejército de África (Legión, Regulares y mercenarios marroquíes) y casi la mitad de las Fuerzas de Orden Público. Las fuerzas sociales o políticas que apoyaron a los sublevados fueron la FE y de la JONS (cuyas milicias contribuyeron notablemente al control de la zona nacional, organizando las represalias), carlistas (tradicionalistas o requetés), buena parte de la Iglesia (que no considera este hecho como una guerra, sino como una cruzada liberadora contra el mal) y del mundo empresarial o financiero (como Juan March), la aristocracia, la CEDA, los monárquicos de Renovación Española, etc.
3) La dimensión internacional del conflicto.
Francia y Gran Bretaña intentaron evitar la extensión del conflicto a Europa, sin importarles abandonar un gobierno legítimo como el republicano. En este sentido, Gran Bretaña no atendió las peticiones de ayuda del gobierno republicano y Francia suspendió las entregas de material bélico por las presiones británicas y el temor a un enfrentamiento con Italia y Alemania. La República sólo contó con la ayuda militar de la Unión Soviética, que entendía la guerra española como una lucha contra el fascismo. México fue, sin embargo, el que primero sirvió un envío de ayuda.
Los sublevados contaron con la ayuda militar de la Italia fascista y la Alemania nazi. Hitler respondió inmediatamente a las peticiones de Franco enviando material bélico y aviones, indispensables para el transporte del ejército de África a la Península. Posteriormente, los alemanes mandaron un cuerpo de tropas de combate (la Legión Cóndor, responsable del bombardeo de Guernica) y aviones. La Italia fascista también colaboró enviando material bélico (aviones, tanques, munición, cañones), combustible y voluntarios (alrededor de 50.000). Asimismo, el dictador portugués Salazar mantuvo una estrecha colaboración con Franco.
El 1 de agosto de 1936, los gobiernos de Francia y Gran Bretaña propusieron al resto de los países un Acuerdo de No Intervención. México fue el único que no firmó; los demás se comprometieron a no enviar material bélico a España, ni voluntarios. Esta política consideraba en plano de igualdad a los dos contendientes, y de nada sirvieron las protestas de la España republicana ante la Sociedad de Naciones. El pacto no fue respetado, pues Alemania, Italia y la Unión Soviética ayudaron a los contendientes durante toda la guerra. La ayuda de la URSS fue para la República la más importante y se hizo en forma de equipos y material, técnicos, aviones. La ayuda soviética evitó el hundimiento del ejército republicano y reforzó la influencia de los comunistas españoles en el gobierno republicano.
Sin embargo, entre los apoyos de la República hay que destacar las Brigadas Internacionales, organizadas en Francia desde 1936 e integradas por voluntarios (unos 40.000) de más de 60 nacionalidades y con una ideología diversa, pero convencidos de que apoyar a la República era combatir contra el fascismo. Tuvieron que abandonar el país en diciembre de 1938, ante las presiones el Comité de No Intervención y la firma del Pacto de Munich.
10.4. Fases militares de la Guerra Civil. La evolución política y económica en las dos zonas. Consecuencias económicas y sociales de la guerra. Los costes humanos.
a. Fases
· Primera fase: julio de 1936-marzo de 1937.
Los hechos destacados de esta fase fueron el paso del Estrecho (los aviones cedidos por Alemania e Italia permitieron al ejército de Franco cruzar el estrecho y llegar a Andalucía; la toma de Badajoz (tras su ocupación, se inició una durísima represión en la que murieron entre 2000 y 4000 personas); la ofensiva sobre Madrid (su conquista era esencial por razones políticas, diplomáticas, económicas, propagandísticas y simbólicas, pero la resistencia de Madrid obligó a Franco realizar una serie de envolventes para aislarla como las batallas de la Carretera de la Coruña, del Jarama, de Guadalajara).
· Segunda fase: de abril a noviembre de 1937.
Los republicanos realizaron dos importantes ofensivas en Brunete (Madrid) y Belchite (Aragón), con el objetivo de reducir la presión en el Frente Norte. Sin embargo, las ciudades más importantes del Cantábrico (Bilbao, Gijón, etc.) fueron cayendo en manos de los nacionales.
· Tercera fase: 1938.
Es una etapa clave porque los nacionales logran dividir el territorio controlado por los republicanos. La ofensiva nacional hacia el Levante, tomando Teruel y Castellón, permitió aislar a Cataluña del resto de la zona republicana. Destaca la Batalla del Ebro, la última gran ofensiva republicana. La destrucción de los puentes, la riada provocada por la rotura de los embalses de la cuenca del Ebro, los sucesivos contraataques nacionales, la retirada de los voluntarios de las Brigadas Internacionales y la claudicación de Francia y Gran Bretaña ante Hitler (Pacto de Munich) provocaron la retirada de las tropas republicanas.
· Cuarta fase: de diciembre de 1938 hasta el 1 de abril de 1939
Tras la batalla del Ebro las tropas nacionales avanzan y entraron el 26 de enero de 1939 en Barcelona. A pesar de los esfuerzos de Negrín para mantener una resistencia a ultranza, el gobierno de Franco había sido reconocido por Francia y Gran Bretaña. En Madrid, la República se derrumba con la división entre comunistas (partidarios de la resistencia hasta el final) y las fuerzas del coronel Casado (que deseaban la rendición, creyendo que Franco negociaría con los militares). Los nacionales entran en Madrid y ocupan la región levantina. La flota republicana se rinde y termina la Guerra Civil oficialmente el 1 de abril de 1939.
b. La evolución política y económica de las dos zonas.
· Zona republicana
Desde el principio, el bando republicano careció de unidad política y las divisiones internas entre los distintos partidos y sindicatos se acentuaron. Los anarquistas entendían que vencer la guerra y completar la revolución económico-social eran procesos inseparables y paralelos. Por el contrario, los socialistas y los comunistas consideraban que el desarrollo de la revolución impedía una lucha eficaz y pensaban que el objetivo prioritario era ganar la guerra. El Partido Comunista de España, gracias al respaldo de la Unión Soviética, fue incrementando poco a poco su influencia, situando a sus hombres en puestos claves e imponiendo sus decisiones militares, ideológicas y políticas en la zona republicana
Esta tendencia se acentuó con la llegada del socialista Juan Negrín a la presidencia del gobierno, mayo de 1937, que compartía las tesis comunistas de resistencia a ultranza, esperando que la guerra que amenazaba a Europa hiciese cambiar la actitud de las democracias occidentales hacia la República. La falta de unidad de mando y la fragmentación de las fuerzas políticas fueron dos razones que explican la derrota de los republicanos.
· Zona Nacional
Después de la sublevación, los militares constituyeron en Burgos una Junta de Defensa Nacional. Los sublevados se esforzaron en presentar la rebelión como un alzamiento popular contra el marxismo, calificando al otro bando como antiespañol. En este sentido, fue importantísima la actitud de la Iglesia católica que justificó el golpe militar y calificó la guerra como una cruzada para salvar a España del ateísmo. En septiembre del 36, la necesidad de un mando único hizo que Franco fuera nombrado Generalísimo de todas las fuerzas nacionales y, el 1 de octubre de 1936, Jefe del Gobierno Español con todos los poderes. Su primer acto de gobierno fue la creación de la Junta Técnica de Estado, integrada por militares y civiles. Una medida importante fue integrar todas las fuerzas bajo la jefatura de Franco mediante el Decreto de Unificación (19 de abril de 1937) que fusiona la FE y de las JONS con los tradicionalistas (FET de las JONS). El objetivo básico de este partido era ayudar en la configuración del nuevo Estado, definido como Movimiento Nacional. La labor legislativa del gobierno de Franco hasta el fin de la guerra fue la Ley de Prensa (suponía el fin de la libertad de presa), el Fuero del Trabajo (eliminaba cualquier sindicato ajeno al régimen) y la Ley de Responsabilidades Políticas (que posibilitaba la creación de Tribunales integrados por juristas, militares y falangistas, que realizarían la durísima represión que caracterizó la posguerra).
5) Consecuencias de la guerra.
Ø Consecuencias demográficas. Si contamos las muertes ocasionadas por la guerra (fallecidos en combate, por enfermedad o malnutrición), por la represión posterior y los exiliados, las pérdidas demográficas superan el millón de habitantes. Se calcula que, hoy en día, más de 100000 muertos están enterrados en fosas comunes no localizadas.
Ø Consecuencias sociales. Una de las más importantes fue la represión. Se calcula que murieron 120.000 personas, víctimas de la represión. En la zona sublevada, esta fue institucional y sirvió para vencer la resistencia de la población mediante el terror. En la zona republicana fue una acción revolucionaria incontrolada, aprovechando el vacío de poder. El método represivo más común fue llamado el “paseo”, práctica que los dos bandos utilizaron para aterrorizar a la población. Otra fueron las depuraciones: expulsión del empleo de aquellos funcionarios públicos que hubiesen permanecido fieles a la Republica. Por último, el exilio que privó al país de un grupo muy importante de profesionales altamente cualificados: médicos, profesores, abogados, científicos, etc. Los principales países de acogida fueron Francia, México y Rusia.
Ø Consecuencias económicas. La producción de la economía española descendió en todos los sectores de manera muy acusada. La agricultura se redujo en un 20%. Esta reducción provocó el hambre y el racionamiento de posguerra. La producción industrial se redujo en un 30%. Las comunicaciones fueron gravemente dañadas; los daños en las infraestructuras ferroviarias y de la red de carreteras fueron muy importantes. Todo ello supuso el descenso de la renta nacional un 30%; hasta el año 1959 no se recuperó el nivel de renta anterior al de la guerra.
Ø Consecuencias morales. La guerra dejó marcadas a varias generaciones por el trauma del sufrimiento durante los años del conflicto, la represión posterior, el miedo y la imposición de los valores de los vencedores. Durante muchos años, se mantuvieron la división y el enfrentamiento entre los españoles.
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