TEXTOS. LA RESTAURACIÓN. EL REINADO DE ALFONSO XIII Y LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA.
El incidente del Cu-Cut
“Barcelona, 25 (5 tarde). Anoche, a primera hora, gran número de oficiales del ejército, molestados por las caricaturas y artículos que publicaba la prensa catalana, se reunieron en número de más de 200 en la plaza real; comenzaron a dar vivas a España y desde allí marcharon a la imprenta del semanario catalanista Cu-Cut (…).
Desde allí marcharon a la calle del cardenal Casañas, donde se encuentra la redacción del mismo periódico y renovaron la escena sacando los muebles y prendiéndoles fuego, apaleando a los que encontraban dentro y obligándoles a gritar ¡” Viva España”!
Los oficiales marcharon después a las ramblas de las Flores, donde se encuentra el periódico de La Veu. Entraron también en la redacción, sacaron gran cantidad de muebles y de prensa, prendiéndoles fuego igualmente. En la redacción dieron varios sablazos, obligando a los que allí estaban a gritar ¡”Viva España”! Todo lo destrozaron respetando tan sólo el escudo de Cataluña, diciendo que Cataluña era una provincia española.
De resultas de los sablazos que dieron hay varios heridos. Uno de ellos, grave. El gobernador militar, capitán general interino, acudió ante la redacción de La Veu, dirigióse a los militares y les obligó a que se retirasen al gobierno militar. Se ha mandado instruir sumario, habiéndose nombrado juez especial al comandante señor Gotarredona Mencheta”.
El Imparcial, 27 de noviembre de 1905.
Ley de Jurisdicciones
Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución Rey de España (...)
Art. 3.º Los que de palabra o por escrito, por medio de la imprenta, grabado u otro medio mecánico de publicación, en estampas, alegorías, caricaturas, emblemas o alusiones injurien u ofendan clara o encubiertamente al Ejército o a la Armada o a instituciones, armas, clases o cuerpos determinados del mismo, serán castigados con la pena de prisión correccional(...). Mandamos a todos los tribunales, justicias, jefes, gobernadores y demás autoridades, así civiles como militares y eclesiásticas de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan guardar, cumplirá y ejecutará la presente ley en todas sus partes.
Dado en Palacio a veintitrés de marzo de mil novecientos seis. Yo el REY.
El Presidente del Consejo de Ministros, Segismundo Moret.
El Presidente del Consejo de Ministros, Segismundo Moret.
Manifiesto del Partido Nacionalista Vasco
Amenazada de muerte la nacionalidad vasca por el peligro de muerte que corre la raza, a punto de desaparecer su idioma y adulterados su espíritu y Tradición, el Nacionalismo Vasco aspira a purificar y vigorizar la raza, a depurar y difundir el euzkera hasta conseguir que sea la única lengua de Euzkadi y a purificar el espíritu y esclarecer la Tradición del pueblo vasco, encaminándose sus trabajos en cuanto a este fin:
a) A que el pueblo vasco siga, fervorosamente, las enseñanzas de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, como las siguió y observó en tiempos pasados, con exclusión absoluta de toda doctrina condenada por la Iglesia Católica.
b) A que vuelvan a imperar los buenos usos y costumbres olvidados, fomentando los que se conservan y combatiendo los exóticos y perjudiciales.
c) A que las instituciones políticas, jurídicas, económicas, etc., características del pueblo vasco, vuelvan a tener vigencia y acción, amoldadas, en cuanto sea necesario, a la realidad de los tiempos actuales.
d) A quelas letras y las artes, que sean manifestación de la nacionalidad vasca, adquieran vida robusta.
Su terreno de acción es Euzkadi, o sea, las regiones todas del País Vasco que se denominan Araba, Gipozkoa, Nabarra, Vizcaya, Laburdi y Zuberoa, solar de la raza vasca (…). Como norma de su modo de obrar y proceder en estos órdenes de acción, se atenderá a los preceptos de la pura moral católica, conforme con lo que la propia constante Tradición ha sancionado. (…). Como medio eficacísimo para todo ello, procurará fomentar la solidaridad más firme y práctica entre los pueblos e individuos de raza vasca, en todos los órdenes de la vida, mediante la sólida enseñanza del pasado y del presente de Euzkadi, y la educación sinceramente patriótica de sus hijos, hasta lograr crear en nuestra tierra un ambiente en que solo pueda desarrollarse lo netamente vasco.
Aberri, 15 de diciembre de 1906.
Manifiesto de los “jóvenes bárbaros”
Si habéis de ingresar en una disciplina rutinaria y atávica, de jerarquías y de pontífices, de adhesión incondicional y de respeto sin límites; si venís a continuar la obra del pasado... jóvenes, plegad la roja bandera, dejad vírgenes las cuartillas. Poneos los manguitos y volved al escritorio, vestíos la blusa y volved al mostrador, coged los libros y volved a la escuela donde se fabrican hombres de provecho sobre los textos de la tradición.
Pero si de verdad se ha encendido en vuestro corazón el fuego de la santa rebeldía, andad, seguid. Seguid adelante sin parar, hasta que caigáis reventados en el camino (…)
Rebelaos contra todo: no hay nada o casi nada bueno.
Rebelaos contra todo: no hay nadie o casi nadie justo.
Si os sale al camino un mozo y os dice: jóvenes, respetad a los viejos, decidle: mozo, entierra a tus muertos donde no les profanen los vivos.
Sed arrogantes como si no hubiera en el mundo nadie ni nada más fuerte que vosotros. Sois la vida que se renueva. La naturaleza que triunfa, el pensamiento que ilumina, la voluntad que crea, el amor eterno...
Luchad, hermosa legión de rebeldes, por los santos destinos, por los nobles destinos de una gran raza, de un gran pueblo que perece, de una gran patria que se hunde.
Jóvenes bárbaros de hoy, entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin ventura, destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo de las novicias y elevadlas a la categoría de madres para virilizar la especie, penetrad en los registros de la propiedad y haced hogueras con sus papeles para que el fuego purifique la infame organización social, entrad en los hogares humildes y levantad legiones de proletarios, para que el mundo tiemble ante sus jueces despiertos.
Hay que hacerlo todo nuevo, con los sillares empolvados, con las vigas humeantes de los viejos edificios derrumbados, pero antes necesitamos la catapulta que abata los muros y el rodillo que nivele los solares.
Seguid, seguid.... No os detengáis ni ante los sepulcros ni ante los altares. No hay nada sagrado en la tierra, más que la tierra y vosotros que la fecundaréis con vuestra ciencia, con vuestro trabajo, con vuestros amores (…)
Ni el pueblo, dieciocho millones de personas, ni la tierra, 500.000 kilómetros cuadrados, están civilizados. El pueblo es esclavo de la Iglesia: vive triste, ignorante, hambriento, resignado, cobarde, embrutecido por el dogma y encadenado por el temor al infierno. Hay que destruir la Iglesia. La tierra es áspera, esquiva, difícil: necesita que el arado la viole con dolor, metiéndole la reja hasta las entrañas: que el pico rasgue los altozanos y la pala iguale los desniveles…
Para crear la escuela hay que derribar la Iglesia o siquiera cerrarla, o por lo menos reducirla a condiciones de inferioridad.
Para llenar la despensa hay que crear el trabajador y organizar el trabajo.
A toda esa obra gigante se oponen la tradición, la rutina, los derechos creados, los intereses conservadores, el caciquismo, el clericalismo, la mano muerta, el centralismo la estúpida contextura de partidos y programas concebidos por cerebros vaciados en los troqueles que fabricaran el dogma religioso y el despotismo político.
Muchachos, haced saltar todo eso como podáis: como en Francia o como en Rusia. Luchad, matad, morid…
Pero si de verdad se ha encendido en vuestro corazón el fuego de la santa rebeldía, andad, seguid. Seguid adelante sin parar, hasta que caigáis reventados en el camino (…)
Rebelaos contra todo: no hay nada o casi nada bueno.
Rebelaos contra todo: no hay nadie o casi nadie justo.
Si os sale al camino un mozo y os dice: jóvenes, respetad a los viejos, decidle: mozo, entierra a tus muertos donde no les profanen los vivos.
Sed arrogantes como si no hubiera en el mundo nadie ni nada más fuerte que vosotros. Sois la vida que se renueva. La naturaleza que triunfa, el pensamiento que ilumina, la voluntad que crea, el amor eterno...
Luchad, hermosa legión de rebeldes, por los santos destinos, por los nobles destinos de una gran raza, de un gran pueblo que perece, de una gran patria que se hunde.
Jóvenes bárbaros de hoy, entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin ventura, destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo de las novicias y elevadlas a la categoría de madres para virilizar la especie, penetrad en los registros de la propiedad y haced hogueras con sus papeles para que el fuego purifique la infame organización social, entrad en los hogares humildes y levantad legiones de proletarios, para que el mundo tiemble ante sus jueces despiertos.
Hay que hacerlo todo nuevo, con los sillares empolvados, con las vigas humeantes de los viejos edificios derrumbados, pero antes necesitamos la catapulta que abata los muros y el rodillo que nivele los solares.
Seguid, seguid.... No os detengáis ni ante los sepulcros ni ante los altares. No hay nada sagrado en la tierra, más que la tierra y vosotros que la fecundaréis con vuestra ciencia, con vuestro trabajo, con vuestros amores (…)
Ni el pueblo, dieciocho millones de personas, ni la tierra, 500.000 kilómetros cuadrados, están civilizados. El pueblo es esclavo de la Iglesia: vive triste, ignorante, hambriento, resignado, cobarde, embrutecido por el dogma y encadenado por el temor al infierno. Hay que destruir la Iglesia. La tierra es áspera, esquiva, difícil: necesita que el arado la viole con dolor, metiéndole la reja hasta las entrañas: que el pico rasgue los altozanos y la pala iguale los desniveles…
Para crear la escuela hay que derribar la Iglesia o siquiera cerrarla, o por lo menos reducirla a condiciones de inferioridad.
Para llenar la despensa hay que crear el trabajador y organizar el trabajo.
A toda esa obra gigante se oponen la tradición, la rutina, los derechos creados, los intereses conservadores, el caciquismo, el clericalismo, la mano muerta, el centralismo la estúpida contextura de partidos y programas concebidos por cerebros vaciados en los troqueles que fabricaran el dogma religioso y el despotismo político.
Muchachos, haced saltar todo eso como podáis: como en Francia o como en Rusia. Luchad, matad, morid…
Alejandro Lerroux. La rebeldía.
Barcelona, 1 de septiembre de 1906.
El nacionalismo catalán a comienzos del siglo XX
Siendo la nacionalidad una unidad de cultura, un alma colectiva, con un sentir, un pensar y un querer propios, cada nacionalidad ha de tener la facultad de acomodar su conducta colectiva, es decir, su política, a su sentimiento de las cosas, a su sentido, a su libre voluntad. Cada nacionalidad ha de tener su Estado.
(...) La aspiración de un pueblo a tener política propia, a tener un Estado suyo, es la fórmula política del nacionalismo. La aspiración a que todos los territorios de la misma nacionalidad se agrupen bajo la dirección de un Estado único es la política o tendencia pannacionalista.
(...) Allá donde hay nacionalidades que han de hacer vida en común, el régimen federativo tiene natural aplicación; el Estado federal, asociación de los Estados nacionales, es el organismo jurídico de la nueva formación política.
(...) Del hecho de la nacionalidad catalana nace el derecho a la constitución de su Estado propio, de un Estado catalán. Del hecho de la actual unidad política de España, del hecho de la convivencia secular de varios pueblos, nace un elemento de unidad, de comunidad que los pueblos unidos han de mantener y consolidar; de aquí, el Estado compuesto.
Estos dos hechos primarios, fundamentales, el de la personalidad nacional de Cataluña y el de la unidad de España, fortalecidos por dos leyes correlativas, la de la libertad que implica la autonomía y espontaneidad sociales, la de la universalidad que lleva a la constitución de potencias mundiales, se resuelven en una fórmula de armonía, que es la Federación Española.
Así, el nacionalismo catalán, que nunca ha sido separatista, que siempre ha sentido la unión fraternal de las nacionalidades ibéricas dentro de la organización federativa, es aspiración levantada de un pueblo, que, con conciencia de su derecho y de su fuerza, marcha con paso seguro por el camino de los grandes ideales progresivos de la humanidad.
Enric Prat de la Riba: La nacionalidad catalana, 1906.
Asamblea obrera de Tarrasa
Considerando que la guerra es una consecuencia fatal del régimen de producción capitalista. Considerando, además, que dado el sistema español de reclutamiento del ejército, sólo los obreros hacen la guerra que los burgueses declaran.
La asamblea protesta enérgicamente:
1. Contra la acción del gobierno Español en Marruecos.
2. Contra los procedimientos de ciertas damas de la aristocracia, que insultaron el dolor de los reservistas, de sus mujeres y de sus hijos, dándoles medallas y escapularios en vez de proporcionarles los medios de subsistencia que les arrebatan con la marcha del jefe de la familia.
3. Contra el envío a la guerra de los ciudadanos útiles a la producción y en general, indiferentes al triunfo de la cruz sobre la media luna, cuando se podrían formar regimientos de curas y de frailes que, además de, estar directamente interesados en el éxito de la religión católica no tienen familia, ni hogar, ni son de utilidad alguna al país.
4. Contra la actitud de los diputados republicanos que, ostentando el mandato del pueblo, no han aprovechado la inmunidad parlamentaria para ponerse al frente de las masas en su protesta contra la guerra:
Y compromete a la clase obrera a concentrar todas sus fuerzas, por si se hubiera de declarar la huelga general para obligar al gobierno a respetar los derechos que tienen los marroquíes a conservar intacta la independencia de su patria.
21 de julio de 1909
La Semana Trágica (I)
(...) Se lo explicaré un poco. El lunes comenzó una huelga general a consecuencia del descontento por lo de Melilla y fue aceptada por todo el mundo. Todo el mundo cerró y dejó de trabajar a gusto (...). Al no saber qué hacer el martes para alborotar, al menos en nuestro barrio, comenzó la diversión de quemar iglesias, y aquella tarde toda Barcelona estaba en as azoteas mirando los fuegos. Una cosa verdaderamente nueva y curiosa. Se veía el gran fuego de los escolapios que tapaba medio horizonte; era un día de fiesta; arriba, en los terrados, la gente bailaba y se pasó el tiempo sin disparar un tiro (...). Todos se fueron a casa y allí se han estado muy tranquilos.
El miércoles se empezaron barricadas, al no saber qué hacer y se abrió también el fuego de los civiles. En el Portal Nou hubo una verdadera batalla (...). Fueron llegando tropas y, conseguidos los barrios del centro, se dirigieron a las afueras. En el Paralelo y el Poble Nou cañonearon a las multitudes que recibían la metralla sin un grito. Si el martes los lerrouxistas en el Ayuntamiento proclaman la república y se ponen al frente, las tropas, seducidas por el pueblo, hubieran seguido y ahora todavía tendríamos el alboroto. Yo lo habría preferido a esta revuelta sangrienta sin una palabra ni una idea.
Carta de Don José Pijoán a Don Juan Maragall.
La Semana Trágica (II)
Lo ocurrido es un crimen de lesa patria, monstruosa aberración de gentes que contra la guerra en tierra extraña se alzan, promoviendo otra intestina. Para evitar pérdida de vidas españolas en África, asesinan indefensos sacerdotes, agitan la tea incendiaria, provocan represiones sangrientas, comprometen más y más las vidas de nuestros soldados de Melilla, dificultando al Gobierno el envío de refuerzos con la necesidad de combatir aquí a los forajidos, cuya sola existencia deshonra a España y ayuda a los rifeños en la tarea de matar españoles (...) Ante la gravedad de las circunstancias, ante la maldad de gentes que nos avergüenza tener por compatriotas, estamos y estaremos al lado del Gobierno, (...) porque en las manos del Gobierno está hoy el honor de España, la pronta terminación del conflicto rifeño, que, por desgracia, exige como triste y vergonzoso preámbulo aplastar a las víboras que en nuestra propia casa han levantado la cabeza.
ABC, 28 de julio de 1909.
La guerra de Marruecos y la opinión pública
“Morirán unos cuantos soldados, ascenderán otros cuantos, enseñaremos una vez más nuestro desbarajuste, nos pondremos por centésima vez en ridículo llamando al tiroteo escaramuza; a la escaramuza, acción de guerra; al encuentro de avanzadas, combate; al combate, batalla campal; enviaremos más generales que coroneles, más jefes que oficiales, más oficiales que soldados, más promesas que realidades, y por todo sacar, sacaremos sólo una cosa: sangre al pueblo y dinero al contribuyente[…] Yo le digo que esto de ir a Marruecos es la revolución, y al decirlo sirvo a la Patria y al Rey mucho mejor que haciendo creer al Rey y a la Patria que el ir a Marruecos conviene a la nación y a la Monarquía..”
Leopoldo Romeo. “La trompa bélica suena” en el periódico Correspondencia de España, 12 de julio de 1909.
La burguesía catalana y la cuestión de Marruecos
He aquí las interesantes declaraciones que don Luis Muntadas nos ha hecho y que reflejan la opinión dominante en la importante entidad que representa.
-¿Cuál es su opinión sobre la intervención armada de España en Marruecos? -le preguntamos-.
-Creo -nos contestó el señor Muntadas-que España se juega en este asunto su porvenir como nación. Es un problema el de Marruecos, que nosotros no podemos dignamente abandonar; esto sería una insensatez, y yo espero que el buen sentido se impondrá en todos, y los que se declaran enemigos de la intervención militar comprenderán que con su conducta más bien perjudican que favorecen a la nación. España tiene un compromiso sagrado que cumplir en Marruecos: el de que cese para siempre ese estado de barbarie en que vive el pueblo marroquí, y que cese también para siempre la amenaza que para nosotros representa el tener la plaza de Melilla rodeada de tan fieros vecinos, siempre dispuestos a echar mano a los fusiles contra nuestras tropas. La obra civilizadora en Marruecos se impone; si no lo hacemos nosotros, otra nación europea nos echará de allí; ¡y qué vergüenza entonces ver que otros hacen lo que a nosotros nos correspondía! (…)
-¿Podría decirnos su opinión sobre la acción mercantil que España ha de seguir en Marruecos?
-Creo –nos contestó el señor Muntadas- que si los acontecimientos nos llevan a internarnos en Marruecos, el comercio español irá detrás de las tropas, consolidando así las conquistas y afirmando completamente la soberanía española en el imperio.
España está obligada a afirmar por todos los medios su soberanía en Marruecos (…). Las armas deben conquistar para la patria y para la civilización; después haremos que el comercio vaya detrás haciendo su obra de aproximación entre los españoles y marroquíes, consolidando así por medio del afecto y de los intereses la soberanía de España en el Magreb.
La Tribuna, Barcelona, 21 de julio de 1909.
La Ley del Candado
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente: Articulo único: No se establecerán nuevas Asociaciones pertenecientes a órdenes o Congregaciones religiosas canónicamente reconocidas, sin la autorización del Ministerio de Gracia y Justicia consignada en Real Decreto, que se publicará en la «Gaceta de Madrid», mientras no se regule definitivamente la condición jurídica de las mismas.
No se concederá dicha autorización cuando más de la tercera parte de los individuos que hayan de formar la nueva Asociación sean extranjeros.
Si en el plazo de dos años no se publica la nueva ley de Asociaciones, quedará sin efecto la presente ley (...).
YO EL REY
El Presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas.
Gaceta de Madrid n°- 362, 28 de diciembre de 1910.
Congreso fundacional de la CNT
La rebelión ha de existir, sí; pero contra los burgueses, contra los capitalistas, que son los que escriben leyes. Eliminando el reptil, se acaba con el veneno. Y esta rebelión ha de ser constantes, diaria, intensa, y el mejor armamento es la asociación. Cada nuevo socio es un nuevo soldado en el ejército sindicalista. Cada nueva asociación es una nueva trinchera defensora de nuestros derechos. Cada nueva federación, un nuevo baluarte donde se forman luchadores...
Haced, pues, Sociedades, federaciones y confederaciones y esperad la lucha; en ella habrá caídos pero no os paréis a recogerlos, seguid adelante... Tened en cuenta que hemos de prepararnos, no para una lucha de intereses. El siglo XX es el predestinado a abolir la esclavitud moderna.
Carta del dirigente anarquista A. Bueno al Congreso fundacional de la CNT (1911).
Crítica al sistema de la Restauración
Después de medio siglo de asonadas, pronunciamientos, manifiestos, revoluciones, fusilamientos, cambios de régimen y de dinastía, proclamación de Constituciones...el régimen liberal ha hecho bancarrota.
¿Y sabéis por qué? Porque esa libertad no se cuidaron más que de escribirla en la
“Gaceta”, creyendo que a eso se reducía todo; porque no se cuidaron de afianzarla dándole cuerpo y raíz en el cerebro y en el estómago: en el cerebro, mejorando y universalizando la instrucción, en el estómago, promoviendo una transformación honda de la agricultura y mediante la difusión de la propiedad territorial, elevando a los braceros a la condición de terratenientes.
No vieron que por encima de todas las Constituciones y de todos los derechos individuales y de todas las urnas electorales, el que tiene la llave del estómago tiene la llave de la conciencia, y, por tanto, el que tiene el estómago dependiente de ajenas despensas no puede el día de las elecciones votar a quien quiere. El que no sabe es como el que no ve, y el que no ve tiene que ir conducido por lazarillo a donde el lazarillo quiera llevarle…
Joaquín Costa: La tierra y la cuestión social. 1912.
Ley de Mancomunidades
A propuesta del Ministerio de Gobernación, y de acuerdo con mi Consejo de Ministros Vengo a decretar lo siguiente:
Art. 1º. Para fines exclusivamente administrativos que sean de la competencia de las provincias, podrán éstas mancomunarse... Las Corporaciones solicitadas o requeridas por la entidad iniciadora de la constitución de la Mancomunidad, cuando estén dispuestas a concertarse, designarán sus representantes y una vez reunidos procederán éstos a la redacción del oportuno proyecto... Las Mancomunidades serán siempre y constantemente voluntarias, pudiendo concretarse a plazo fijo o por tiempo indefinido (...).
El Gobierno, por Real Decreto acordado en Consejo de Ministros, a propuesta del de la Gobernación, podrá ordenar la disolución de la Mancomunidad, siempre que en sus acuerdos y propuestas resulte infringida alguna ley del Reino, o cuando de aquéllas pueda inferirse algún peligro para el orden público o de los altos intereses de la Nación.
Las Mancomunidades, una vez constituidas, podrán solicitar delegación de servicios determinados y facultades propias de la Administración Central. La propuesta será elevada al Gobierno, y en ningún caso podrá ésta resolverse sin obtener antes de las Cortes una ley especial de concesión.
Art. 2°. El Gobierno dará cuenta de este decreto a las Cortes en la primera sesión que celebren. Dado en Palacio a dieciocho de diciembre de mil novecientos trece.
ALFONSO XIII. El Ministro de la Gobernación, José Sánchez Guerra.
Gaceta de Madrid, 19 de diciembre de 1913.
La postura del Gobierno ante la Primera Guerra Mundial
El Gobierno de S.M., respondiendo a la cortés invitación de la minoría de la conjunción republicano-socialista, tiene una verdadera satisfacción al manifestar ante el Congreso que persevera en la actitud de neutralidad que, con ardoroso aplauso del país, adoptó desde el momento en que le fue conocida la declaración de guerra entre naciones con todas las cuales las relaciones eran de una sincera y leal amistad.
La Nación Española, que no ha recibido de ellas el menor agravio y que es totalmente extraña a las causas que hayan podido producir el actual pavoroso conflicto, desea verse alejada de los horrores de la guerra y a esto tiene un derecho incuestionable, siendo por todo extremo satisfactorio observar que la neutralidad en que se ha colocado es respetada y ha sido reconocida como muy legítima y prudente por las mismas naciones beligerantes, las cuales han honrado a nuestros embajadores y ministros en el extranjero confiándoles la representación que tenían que abandonar de los derechos e intereses de sus súbditos.
Discurso de Eduardo Dato al Congreso de los Diputados.
5 de noviembre de 1914
La neutralidad española en la Primera Guerra Mundial
Lo primero que debe tenerse presente en esta cuestión es que la neutralidad de España no ha sido ni es una neutralidad libre, declarada por el Gobierno y aceptada por la opinión después de maduro examen de todas las conveniencias nacionales, sino neutralidad forzosa, impuesta por nuestra indefensión, por la carencia absoluta de medios militares capaces de medirse con los ejércitos europeos (…). De manera que, aunque la independencia de España, la integridad de su suelo, el porvenir de la Patria hubiesen estado pendientes de nuestra intervención armada, nosotros hubiéramos tenido que renunciar a nuestra independencia, a nuestra integridad, a nuestro porvenir, por falta de elementos para ponerlo a salvo.
Manuel Azaña. Conferencia en el Ateneo de Madrid.
25 de mayo de 1917.
Mensaje de las Juntas de Defensa a Alfonso XIII
La hacienda con déficit y el Estado defraudado por la riqueza oculta, recargadas ciertas fuentes contributivas, mientras otras compran la benevolencia de la investigación, para rehuir su contribución a la patria. (…).
Desde luego hay que confesar que es imposible labor fructífera cuando en los últimos veinteaños gobernaron 38 gobiernos con un promedio de ejercer el poder en tres o cuatro meses. (…). Esta es la culpa de los gobernantes.
La del pueblo es el mal uso que hace de sus derechos de ciudadanía, vendiéndola a la influencia o al dinero, no usándolos o concediéndolos inconsciente a los vividores de la política. Pero en esta responsabilidad tiene una disculpa y le ayuda un cómplice: la inmoralidad electoral manejada por el cacique, que la cede a reembolso a los profesionales de la política ayudados por los gobiernos, que para ello entronizan la corrupción y atropellan la justicia, persiguiendo o desmoralizando a los encargados de la sagrada misión de administrarla.
La ética gubernamental ha producido el cáncer que corroe al Estado español inficionando todos sus organismos, contaminando, en mayor o menor grado, a todos sus individuos. El ejército ha resistido durante mucho tiempo el contagio, pero también por fin en él ha prendido.
La influencia, el favoritismo, la burocracia, la demagogia y la anarquía como naturales consecuencias; en fin, todas las enfermedades que enumera el derecho político como causantes de la vida anormal de los estados, aquejan al español y conducen a la ruina.
Junio de 1917
Manifiesto conjunto de la UGT-CNT
“Mas, a pesar de nuestras advertencias serenas, de nuestras quejas metódicas y reflexivamente fundamentadas y de nuestras protestas, tal vez más prudentes y mesuradas de lo que exige la agudeza de los dolores que el país padece, es lo cierto que cada día que pasa representa para el proletariado una agravación creciente de la miseria ocasionada por la carestía de las subsistencias y por la falta de trabajo.
(...) El proletariado organizado ha llegado así al convencimiento de la necesidad de la unificación de sus fuerzas en una lucha común contra los amparadores de la explotación erigida en sistema de gobierno. Y respondiendo a este convencimiento, los representantes de la Unión General de Trabajadores y los de la Confederación Nacional del Trabajo han acordado por unanimidad:
Primero. Que en vista del examen detenido y desapasionado que los firmantes de este documento han hecho de la situación actual y de la actuación de los gobernantes y del Parlamento; no encontrando, a pesar de sus buenos deseos, satisfechas las demandas formuladas por el último congreso de la Unión General de Trabajadores y Asamblea de Valencia, y con el fin de obligar a las clases dominantes a aquellos cambios fundamentales de sistema que garanticen al pueblo el mínimum de las condiciones decorosas de vida y de desarrollo de sus actividades emancipadoras, se impone que el proletariado español emplee la huelga general, sin plazo definido de terminación, como el arma más poderosa que posee para reivindicar sus derechos.
Segundo. Que a partir de este momento, sin interrumpir su acción constante de reivindicaciones sociales, los organismos proletarios, de acuerdo con sus elementos directivos, procederán a la adopción de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al éxito de la huelga general, hallándose preparados para el momento en que haya de comenzar este movimiento.”
27 de marzo de 1917
Manifiesto de los parlamentarios catalanistas
Dar al Estado una constitución federativa: tal es la gran resolución renovadora. Mediante una organización interna de estructura federativa, los pueblos ibéricos tendrían el ambiente de fraternidad, de intimidad amorosa que forma las grandes uniones indivisibles (…). Esta organización federativa es, por otra parte, la que corresponde a la estructura de la sociedad política española, dividida en nacionalidades, en pueblos de personalidad harto definida. (…)
También la técnica impone esta forma de Estado. El Estado compuesto o federal constituye una perfección de la organización política, porque establece una división del trabajo con la consiguiente adaptación a la función.
5 de julio de 1917
Acuerdos de la Asamblea de Parlamentarios
La Asamblea adopta los siguientes acuerdos:
a) La política del actual Gobierno, sobre significar una provocación a Cataluña y a España entera, constituye a la vez un agravio al Parlamento y un obstáculo a que las ansias de renovación que siente el país puedan obtener normal satisfacción.
b) Que habiendo declarado el Gobierno y los partidos que tienen mayoría en las actuales Cortes, que estas no pueden actuar en funciones de Constituyentes, y considerando la Asamblea que urge deliberar y resolver sobre la organización del Estado, la autonomía de los municipios y los demás problemas que las circunstancias plantean con apremio inaplazable para la vida del país, entiende que es indispensable la convocatoria de nuevas Cortes que, en funciones de Constituyentes, puedan deliberar sobre estos problemas y resolverlos.
c) Que para que el país pueda manifestar libremente su opinión, y el pueblo no vea cerrada toda esperanza de que su voluntad sea conocida y respetada, las Cortes Constituyentes no pueden ser convocadas por un Gobierno de partido, que fatalmente seguiría los habituales procedimientos de adulteración del sufragio, sino por un Gobierno que encarne y represente la voluntad soberana del país.
d) Que es indispensable que el acto realizado por el Ejército el día primero de junio vaya seguido de una profunda renovación de la vida pública española, emprendida y realizada por los elementos políticos; sin lo cual, aquel acto perdería ante la conciencia del pueblo el carácter de una iniciativa patriótica (…).
Proposición aprobada por la Asamblea de Parlamentarios, 19 de julio de 1917.
La huelga de 1917
A los obreros y a la opinión pública. Ha llegado el momento de poner en práctica, sin vacilación alguna, los propósitos anunciados por los representantes de la Unión General de Trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo en el manifiesto suscrito por estos organismos en el mes de marzo último.
Durante el tiempo transcurrido desde esa fecha hasta el momento actual, la afirmación hecha por el proletariado al demandar como remedio a los males que padece España un cambio fundamental de régimen político, ha sido corroborada por la actitud que sucesivamente han ido adoptando importantes organismos nacionales, desde la enérgica afirmación de la existencia de las Juntas de Defensa del Arma de Infantería, frente a los intentos de disolución de esos organismos por los poderes públicos, hasta la Asamblea de Parlamentarios celebrada en Barcelona el día 19 de julio, y la adhesión a las conclusiones de esa Asamblea de numerosos ayuntamientos, que dan público testimonio de las ansias de renovación que existen en todo el país. Durante los días fabulosos en los cuales se han producido todos estos acontecimientos, el proletariado español ha dado pruebas de serenidad y reflexión, que tal vez hayan sido interpretadas por las oligarquías que detentan el poder como manifestaciones de falta de energía y de incomprensión de la gravedad de las circunstancias actuales.
(...) Cerca de medio siglo de corrupción ha llevado a las instituciones políticas españolas a un grado tal de podredumbre que los mismos institutos armados claman contra la injusticia, contra la arbitrariedad, y se consideran vejados y engañados por los mismos poderes públicos que tantos mentidos halagos les han prodigado cuando se trataba solamente de utilizarlos como instrumento de opresión y tiranía. Y si esto han hecho los poderes públicos con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las firmes garantías de su existencia y dominio, ¿qué no habrán hecho con el pueblo inerme e indefenso, bajo un régimen constitucional ficticio, bajo un régimen económico de miseria y despilfarro y en un estado cultural mantenido por oligarcas en el más bajo nivel y sobre el cual la masa ciudadana solo puede ir paulatinamente elevándose merced a ímprobos y perseverantes esfuerzos? El proletariado español se halla decidido a no asistir ni un momento más pasivamente a este intolerable estado de cosas.
La huelga ferroviaria, provocada últimamente por este gobierno de consejeros de poderosas Compañías, es una prueba más de lo intolerable que son las actuales condiciones de nuestra vida. Se provoca un conflicto ferroviario por el despido de algunos trabajadores, y el gobierno ofrece su mediación, y el director de la Compañía se aviene a parlamentar con el personal, pero a condición de que no se trate de la cuestión que ha sido precisamente objeto del conflicto (...)
Los ferroviarios no están solos en la lucha. Los acompaña todo el proletariado organizado, en huelga desde el día 13.Y esta magna movilización del proletariado no cesará hasta no haber obtenido las garantías suficientes de iniciación del cambio de régimen, necesario para la salvación de la dignidad, del decoro y de la vida nacionales.
Pedimos la constitución de un gobierno provisional que asuma los poderes ejecutivo y moderador, y prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de elecciones sinceras de unas Cortes Constituyentes que aborden, en plena libertad, los problemas fundamentales de la Constitución política del país. Mientras no se haya conseguido este objeto, la organización obrera española se halla absolutamente decidida a mantener en su actitud de huelga.
Ciudadanos: No somos instrumento de desorden, como en su impudicia nos llaman con frecuencia los gobernantes que padecemos. Aceptamos una misión de sacrificio por el bien de todos, por la salvación del pueblo español, y solicitamos vuestro concurso. ¡Viva España!”
Madrid, 12 de agosto de 1917. Por el Comité Nacional de UGT, Francisco Largo Caballero, vicepresidente, Daniel Anguiano, vicesecretario. Por el Comité Nacional del PSOE, Julián Besteiro, vicepresidente, Andrés Saborit, vicesecretario.
Proclama de una manifestación de mujeres
¡MUJERES DE BARCELONA, todas al mitin!
Esta tarde a las cuatro tendrá lugar el
¡MITIN DEL HAMBRE en el local del GLOBO!
SITO EN EL SALON DE SAN JUAN
Para patentizar la infamia del Gobierno, aliado con acaparadores y comerciantes; para demostrar a todas las mujeres españolas lo que valemos cuando queremos y que no estamos dispuestas a consentir que nuestros hijos mueran de hambre y para tomar radicales acuerdos sobre los alquileres, salarios y subsistencias, que ninguna falte al mitin.
Así demostraremos nuestra fuerza, nuestra razón y nuestro derecho: la justicia.
¡AL MITIN!
Barcelona, 1918
Documento presentado por las Diputaciones de Castilla y León al presidente del Gobierno y al rey Alfonso XII
Las Diputaciones provinciales de Castilla y de León, reunidas en el viejo solar de sus mayores, allí donde se aspira al aroma de las tradiciones patrias, empiezan por afirmar una vez más la unidad intangible de España, con plena e indispensable soberanía.
Acordaron las siguientes conclusiones:
Primera. Afirmación de la unidad nacional, conservando el Estado íntegras e intangibles todas las facultades inherentes a la soberanía (...).
Tercera. Oposición terminante y categórica a que ninguna provincia o región de España obtenga autonomía que envuelva merma en el poder único y soberano de la nacionalidad española. En este sentido, Castilla considera el separatismo disfrazado como una gran desgracia nacional, y por ello, antes de consentir o pasar por disgregaciones de parte del territorio español, apelarán, en defensa de su integridad, a cuantos medios las circunstancias impongan.
Dios guarde a V.E. muchos años.
Burgos, 2 de diciembre de 1918”.
Firman los representantes de las Diputaciones provinciales de Castilla la Vieja y de León.
La miseria en el campo andaluz en 1919
El origen de los actuales conflictos es motivado por la carestía de las subsistencias, de una parte, y de otra la intransigencia de la clase patronal, opuesta siempre a conceder aumentos en los salarios en proporción a como en esta provincia (Córdoba) están las subsistencias (…). Los artículos de primera necesidad han subido en una proporción de un 100 por 100, y en lo que afecta al vestido (telas), calzado y alquiler, un 200 por 100 (…). Si (además del déficit diario entre los gastos de subsistencia de una familia y el jornal recibido) tenemos en cuenta que los trabajadores campesinos, entre días festivos y paro forzoso dejan de trabajar, como término medio, al año, ochenta y cinco días y perciben el jornal doscientos ochenta, observaremos que (…) resulta un déficit al año de 591,50 pesetas.
Estas cifras son la explicación de la duración media de vida de los obreros campesinos. Ellas nos dan la causa de que esta clase esté anémica, esté tuberculosa, esté paupérrima, esté sucia y esté sin condiciones educativas (…).
Memoria presentada al Instituto de Reformas Sociales por «La Parra Productiva», sociedad de agricultores cordobesa, 19 de febrero de 1919.
Situación del campesinado andaluz
El origen de los actuales conflictos es motivado por la carestía de las subsistencias, de una parte, y de otra por la intransigencia de la clase patronal, opuesta siempre a conceder aumentos en los salarios (…).
En este pueblo y su provincia, el trabajo en la agricultura se presta de dos maneras: trabajando en el ruedo y por temporadas; sus horas de salida al trabajo son: en el ruedo, media hora después de apuntar el sol y regresar después de ponerse; de temporada, de sol a sol; las horas de descanso son: dos comidas en todas las estaciones del año, que oscilan entre treinta y cinco a cuarenta minutos cada una, tres paradas en otoño, tres en invierno, cuatro en primavera y cinco en verano; en estas paradas se invierten de veinte a veinticinco minutos, y dos horas de siesta en esta última época, pues tanto las comidas como las paradas dependen de la voluntad del capataz que dirige el trabajo.
Las temporadas son de veinticinco a treinta días, y hasta cuarenta, según el tiempo que media entre festividad y festividad, y el jornal en metálico es el mismo, y además en especies (aceite, vinagre, ajos y sal) se les da una cantidad no mayor de 40 céntimos.
En lo que afecta a los alojamientos (dormitorios), son pésimos, y ninguno, por lo regular, reúne condiciones de salubridad; las camas son de paja, y mala, y peor es (salvo excepciones) que la misma paja, tras que es poca, sirve para todo el año, teniendo que dormir en ella cuantos trabajadores van a dichas fincas durante todo el año.
Información sobre el problema agrario en la provincia de Córdoba, Instituto de Reformas Sociales, 1919.
Postura de la Patronal catalana ante la conflictividad social
Ante la nueva campaña de atentados que hace días viene reproduciéndose con el salvajismo peculiar de sus autores, creemos de todo punto indispensable llamar la atención de nuestros compañeros, para evitar, en lo posible, las tristes consecuencias que en parecidas ocasiones hemos tenido que lamentar.
Con toda la brutalidad de los hechos, ha quedado demostrada la indefensión en que vivimos. El Gobierno actual, como el anterior (y seguramente como los que le sucedan en estos turnos más o menos pacíficos), permanece cruzado de brazos ante problema tan pavoroso, como si la ola de cobardía que nos envuelve naciese precisamente en aquellas esferas donde mayores y más efectivas deben ser las responsabilidades sociales.
El cuadro que se ofrece a nuestra vista nos da derecho a suponer que ha llegado la triste hora de abandonarnos a nuestro propio impulso y a nuestra sola iniciativa; pues si, como parece, todo en materia gubernamental está sujeto a las, veleidades de la política, tan minúscula y personal en España, poco o nada cabe esperar en momentos de suprema angustia, como son los presentes.
Mientras esas devastadoras consecuencias de la política ofrecen el espectáculo del crimen a diario y la impunidad de sus autores, mientras la masa obrera se ve igualmente indefensa y coaccionada por el terror, nosotros, que ponemos en la vida nacional algo más tangible que el ingenio y la travesura política; nosotros, que somos acaso los únicos que figuramos frente el capítulo de las cargas del Estado, siendo también los únicos que tenemos el fruto de nuestra energía y de nuestro trabajo a merced de la incuria gubernamental, damos una vez más la voz de alerta a nuestros compañeros, para encarecerles la necesidad de una absoluta identificación en nuestra actitud.
Federación Patronal de Cataluña.
Barcelona, 14 de septiembre de 1920.
La guerra de Marruecos
La lucha en sí era lo menos importante. Las marchas a través de los arenales de Melilla, heraldos del desierto, no importaban; ni la sed ni el polvo, ni el agua sucia, escasa y salobre, ni los tiros, ni nuestros propios muertos calientes y flexibles, que poníamos en una camilla y cubríamos con una manta; ni los heridos que se quejaban monótonos o aullaban de dolor. Nada de esto era importante, porque todo había perdido su fuerza y sus proporciones. Pero ¡los otros muertos! Aquellos muertos que íbamos encontrando, después de días bajo el sol de África, que vuelve la carne fresca en vivero de gusanos en dos horas; aquellos cuerpos mutilados (…).
Seguimos quemando cadáveres en montones rociados de petróleo, seguimos luchando en crestas de cerro, en honduras de barranco, seguimos avanzando más y más, durmiendo en el suelo, devorados por piojos, torturados de sed. Construimos nuevos blocaos, llenando miles de sacos terreros y levantamos en ellos parapetos. No dormíamos: nos moríamos cada día, para resucitar en la mañana siguiente, y en el intervalo vivíamos a través de pesadillas horrendas. Y olíamos. Nos olíamos unos a otros. Olíamos a muerto, a cadáver putrefacto.
Arturo Barea, La forja de un rebelde.
Desastre de Annual.
Entró el general (Silvestre) en Igueriben, y los rebeldes (que indudablemente vieron entrar el grupo y supusieron que se trataba de Silvestre) se lanzaron con premeditada táctica y con imponderable furia, logrando cercar. El general decidió la retirada, y con las fuerzas se retiró a Annual; pero bien pronto vio que el retroceso había sido inútil y que se imponía una retirada más completa de la primera línea.
Entonces lanzó mensajes radiofónicos a Tetuán y a Ceuta, que algún barco recogió y reexpidió a Madrid, declarando que se hallaba en situación desesperada y anunciando que, bajo su responsabilidad, ordenaba la evacuación de todas las posiciones avanzadas con la consigna de que las fuerzas se reunieran en el campamento de Dar-Drius. Se emprendió, pues, el repliegue general, y en su primera parte fue ordenado y, relativamente, con poco fuego; pero el enemigo, advertido del movimiento, se lanzó impetuosamente sobre algunas compañías peninsulares y sobre los grupos de Regulares. ¿Aguantaron todos estos con la debida cohesión? ¿Hubo vacilaciones o, lo que es peor, defecciones?. Esto se aclarará en informaciones (...)
Terminaba el repliegue y el general Silvestre seguía en la posición de Annual, cercaba por los Beni Urriaguel. En persona fue ordenando el desfile de las últimas secciones. Parece que se le hicieron algunas indicaciones; pero se resistió a dejar aquel sitio.
Diario ABC, 24 de julio de 1921
El Expediente Picasso
Se abandona la posición con todos sus elementos, sin órdenes, sin instrucciones, con prisas, sin conocer plan ni dirección, revueltas las fuerzas, confundidas, sin jefes, puede decirse, acosados por el enemigo y sin más idea visible que la de la salvación individual por la huida, vergonzosa en unos, inexplicable en otros y lamentable en todos, siendo inútiles los esfuerzos de unos cuantos para contener esta avalancha, que tan impremeditadamente se había dejado desbordar.
Es imposible hacer la descripción exacta de este momento de pánico, descrito de tan diversos modos por los diferentes testigos, que de ello no se saca más que una triste impresión de dolor.
La política española en Marruecos
El pacto con el Raisuni será respetado. Entre los mil rumores que vienen circulando estos días había uno de extraordinaria consideración. Se decía que la nueva situación estaba decidida a romper el pacto con el Raisuni, lo cual acaso significaría el inmediato desencadenamiento de la guerra en la zona occidental. Hacemos conocer este rumor al general Primo de Rivera, y nos contesta rápidamente:
-Eso es completamente falso. Se trata de un pacto, de una palabra, de un compromiso contraído por el Estado español, y nosotros no podemos faltar a él. Sea cual fuere el resultado del contrato hecho con el Raisuni, la gloria o la culpa será de los que lo hicieron; pero nosotros no podemos romper un compromiso seriamente sellado en nombre de España.
Las próximas operaciones en la zona Oriental -prosigue el presidente del Directorio- no hay más remedio que operar. No es éste el caso del Raisuni. No vamos a pactar con un rebelde como Abd-el Krim, que a todo intento pacífico responde construyendo trincheras para asesinar impunemente a nuestros soldados. El Ejército no quiere guerra; pero sí necesita establecer sólidamente su prestigio ante el enemigo. Pasaremos por Annual; digo que pasaremos, y no digo que vayamos a establecer allí una posición. Veremos lo que se hace; pero una vez que nuestras tropas hayan pasado por Annual, el honor del Ejército queda satisfecho.»
El Sol, 16 de septiembre de 1923.
* Raisuni (Viejo dirigente de la insurrección rifeña, en aquellos momentos aliado de España).
El PSOE y el desastre de Annual
Se perdió Igueriben, (…) y son testigos de la pérdida 5.000 hombres concentrados en Annual, otra posición también indefendible, que (…), por no sabemos qué razón de arte bélica, (…) se convierte en un campo base de concentración de 5.000 hombres sin defensa posible.
Annual es –ahí está también sangrando una frase del general Silvestre– un callejón sin salida. Pero ya es tarde, ya no hay tiempo; los 5.000 hombres, de los cuales una porción considerabilísima han sido incorporados a filas solamente con un mes de instrucción, cuando un reglamento que está ahí para adornar las colecciones del «Diario Oficial» establece que el primer período de instrucción de un recluta, antes de su verdadera incorporación, son tres meses; cuando un mes, si se han de cumplir las prescripciones sanitarias, también perfectamente decorativas en las «Colecciones Legislativas» del Ministerio de la Guerra, se ha de invertir forzosamente en la vacuna; una porción considerable de soldados bisoños, que llegan allí forzados por la mala suerte (…); y aquellos hombres recientemente incorporados a filas, que no saben disparar un fusil, que no saben cargar (…); testigos estos hombres de aquella tragedia, cuando llegan alocados los pocos fugitivos de Igueriben que pudieron llegar, a quienes se les da autorización para evacuar, y estando allí el mando guerrero ungido por todas las aventuras de anteriores triunfos guerrilleros, no se le ocurre a nadie, al ordenar la evacuación, adoptar aquellos elementos previsores, rudimentariamente previsores, que se le ocurre a cualquier hombre de los que no hemos estudiado en las academias militares, de proteger la retirada de quienes han de evacuar (…).
Intervención en las Cortes de Indalecio Prieto, 21 de noviembre de 1922.
Manifiesto de Miguel Primo de Rivera
“ Al país y al ejército españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los hombres que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso (...)
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina (...)
No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de prelados, exgobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e impunes atracos; depreciación de la moneda; rastreras intrigas políticas tomando como pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbres ante este gravísimo problema nacional; indisciplina social, que hace el trabajo ineficaz y nulo, precaria y ruinosa la producción agrícola e industrial; impune propaganda comunista; descarada propaganda separatista (...)
En virtud de la confianza y mandato que en mí han depositado, se constituirá en Madrid un directorio inspector militar con carácter provisional encargado de mantener el orden público y asegurar el funcionamiento normal de los ministerios y organismos oficiales (...)
Ni somos imperialistas, ni creemos pendiente de un terco empeño en Marruecos el honor del ejército, que con su conducta valerosa a diario lo vindica (...)
El país no quiere oír hablar más de responsabilidades, sino saberlas exigidas pronta y justamente, y esto lo encargamos con limitación de plazo a tribunales de autoridad moral y desapasionados de cuanto ha envenenado hasta ahora la política o la ambición. La responsabilidad colectiva de los partidos políticos la sancionamos con este apartamiento total a que los condenamos aun reconociendo en justicia que algunos de sus hombres dedicaron al noble afán de gobernar sus talentos y sus actividades, pero no supieron o no quisieron nunca purificar y dar dignidad al medio en que han vivido (...)
La Vanguardia, Barcelona, 13 de septiembre de 1923.
Mensaje del Partido Socialista y La Unión General de Trabajadores a la opinión pública, tras el golpe de Estado del general Primo de Rivera.
“Reunidas conjuntamente las Comisiones Ejecutivas del Partido Socialista Obrero y de la Unión de Trabajadores al enterarse de los acontecimientos iniciados en Barcelona esta madrugada, acordaron dirigirse a sus afiliados a los elementos simpatizantes y, en general, a la opinión pública, para explicar su actitud sin veladuras, porque ponerlas equivaldría a ocultar el pensamiento con disfraces poco gallardos en el momento de aparecer mansamente vencedora una sedición militar. Pocas son las noticias que cuando deliberamos hemos podido recoger de la rebelión; pero aún siendo pocas bastan (…) para descubrir el carácter de tan singular movimiento. Altos jerarcas del ejército, sacando a la calle las tropas, por la ley sumisas a su mando, han sustituido violentamente con subordinados suyos a las autoridades civiles tras la publicación de un manifiesto (…). Ningún vínculo de solidaridad ni siquiera de simpatía política nos liga con los gobernantes. Al contrario: merecen de nosotros los más duros reproches por haber incumplido desde el Poder cuantas ofertas hicieron antes de escalarle y en singular aquellas por las cuales pudo abrigar el país la esperanza de ver, sino resuelto, por lo menos decrecido el problema de Marruecos, devorador insaciable de todas las energías nacionales (…). El pueblo se encuentra hoy ante una rebelión militar que, en síntesis (…) pretende intensificar una acción guerrera que en catorce años de desarrollo sólo ha cosechado enormes y sangrientos desaciertos (…) El pueblo español, especialmente la clase trabajadora, que tan dolorosa experiencia ha adquirido del proceder de las altas jerarquías militares, no debe prestar aliento a esta sublevación, preparada y dirigida por un grupo de generales que pueden ostentar, como emblema, el favor y el fracaso enlazados, y no debe tomar iniciativas sin recibir las instrucciones de los Comités del Partido Socialista y de la Unión General de Trabajadores, que, conscientes de su responsabilidad, no habrán de ocultar su opinión, cualesquiera que sean las circunstancias.
Madrid, 13 de septiembre de 1923. Por el Partido Socialista Francisco Núñez Tomás, vicesecretario; Pablo Iglesias, presidente; Francisco Largo Caballero, secretario general; Julián Besteiro, vicepresidente.”
El Socialista, Madrid, 13 de septiembre de 1923
Manifiesto del Comité Nacional de la CNT
La Confederación Nacional del Trabajo hasta la fecha ha actuado al margen del Estado y delos partidos políticos y continuará actuando. No quiere saber nada de parlamentarismos y de elecciones, de comisiones oficiales y de intervenciones legislativas. Pero en el terreno que le es propio, el de clase, con los métodos que le son característicos, la acción directa, se erguirá contra un acuerdo del Parlamento (si lo hubiera) que perjudicara a la clase obrera; contra el Estado, si este la ataca; contra los caciques, si estos engañan al pueblo; contra el legislador, si este hace leyes leoninas. (…)
Y no insistimos, aunque se haya intentado una asimilación del período terrorista, de los procedimientos terroristas, con los métodos de acción directa. Nunca ha habido solidaridad, no teniendo que haber ahora desglose de la clase obrera con prácticas insensatas que la perjudican. Sobre esta cuestión nadie más interesado que nosotros en que un día se establezcan responsabilidades y se fijen posiciones. Ahora solo podemos levantarnos contra la calumnia cuando nos afecta y cuando afecta a inocentes indefensos, ya que la mala fe de los otros no nos hará olvidar que somos paladines de la justicia.
Solidaridad Proletaria, 2 de mayo de 1925
Declaraciones de Alfonso XIII
Solamente ha cambiado una cosa después del Directorio, y es que se puede pasear con dinero en el bolsillo sin temor a percance; que ya no hay huelgas; que nuestras fábricas marchan y que los patronos no ven ya cada mañana a los obreros con revólver en mano (...). El general Primo nos ha hecho saltar por encima de la Constitución y esto es grave, ¡evidentemente! (...) ¿Hubiera podido conjugar las huelgas y regenerar el espíritu político de España sin salirse de la Constitución? (...)
Si se volviese a abrir el Parlamento, se vería cómo los viejos partidos, que llevaban el país a la ruina, volverían a reanudar sus disputas (...).
¿De qué se compone el parlamentarismo, tan poco rico en fórmulas como en caracteres? Un ideal intangible para los privilegiados que viven de él; eso es todo (...). Para complacer a seis mil personas, ¿íbamos a sacrificar a veinte millones?
Declaraciones reproducidas en El Sol, 1925
Creación de las Confederaciones Hidrográficas
El aprovechamiento intenso, máximo, de los recursos hidráulicos de las cuencas de nuestros grandes ríos, exige un proceso riguroso, metódico, ordenado, que hasta ahora no ha sido seguido, con grave daño de uno de nuestros principales elementos de riqueza. El agua meteórica que puede arrasar los mejores y más productivos terrenos de nuestras fértiles vegas en época de excesiva abundancia, llega a faltar en las de escasez para satisfacer las necesidades más apremiantes de buena parte del territorio nacional, que por tal motivo no puede sustentar más que una población escasísima con los productos de una agricultura rudimentaria, de cuyo atraso es causa justificada la inseguridad.
Para lograr ese grado de aprovechamiento, es, pues, preciso atender a la regularización, que es base obligada para la alimentación estival de los regadíos.»
Real Decreto de 5 de marzo de 1926.
Situación del campesinado a comienzos del siglo XX
En Baena morían diariamente de hambre diez o doce personas. Nutridos grupos recorrían las calles pidiendo pan; (...) los que lograban un jornal no compraban con él más que una torta de cebada que consumían con su mujer e hijos por la noche, pues de día no comía ninguno. Cuando brotaban en la primavera las primeras espigas en los campos, mujeres y niños se arrojaban sobre ellas, a pesar de los golpes que les proporcionaban los guardianes; en treinta meses, Baena, que contaba 12.000 habitantes, perdió por los efectos del hambre, 2000. En Bujalance, durante otro periodo de hambre, las mujeres, vendían su cabellera si alguien quería comprársela, para dar de comer a sus hijos.
J. Díaz del Moral: Historia de las agitaciones campesinas andaluzas. 1928
Declaración catalanista
En estos últimos años, además de la supresión general del sufragio y de las garantías de los derechos individuales del ciudadano, se ha prohibido, amenazando con fuertes sanciones, la exhibición de la bandera catalana; la Mancomunidad Consejo Administrativo de Cataluña) ha sido disuelta; se ha limitado el uso de la lengua catalana, incluso en los actos religiosos, y se ha prohibido en la enseñanza pública y privada en todos sus grados; se han suspendido periódicos, se han clausurado asociaciones y otras han sido intervenidas por el Gobierno; los patriotas han sido perseguidos, y otros han sido juzgados y condenados irregularmente por consejos de guerra; pero el Pueblo Catalán ha sufrido estos atentados sin que disminuyan ninguna de sus características nacionales.
Ante estas persecuciones y ante la negación obstinada por parte del Gobierno español, no sólo de los derechos de Cataluña, sino también de su personalidad, los catalanes se ven obligados a declarar:
Que la cuestión catalana subsiste, considerablemente agravada.
Que los catalanes reclaman la garantía de los derechos civiles generales, suprimidos por la Dictadura.
Que Cataluña necesita el reconocimiento de sus derechos con amplias garantías que permitan el libre desenvolvimiento de su personalidad en todas sus manifestaciones.
Que mientras no esté reglamentada, la cuestión catalana será para España causa inevitable de agitación y de inquietud, al mismo tiempo que un foco eventual de conflictos que, dada la situación geográfica de Cataluña, podrían tener una importancia internacional.
Barcelona, 13 de junio de 1929.
Pacto de San Sebastián
Todas las personalidades del republicanismo español citadas en la nota que más adelante reproducimos, celebraron el domingo al mediodía, en el Hotel de Londres, una reunión preliminar para cambiar impresiones brevemente y se convino reunirse a las tres de la tarde en el domicilio social de la Unión Republicana de San Sebastián.
La reunión de dichos elementos comenzó a las tres y media y terminó algo después de las seis. Al final se facilitó a los periodistas la siguiente nota oficiosa:
«En el domicilio social de la Unión Republicana, bajo la presidencia de don Fernando Asiain, se reunieron esta tarde don Alejandro Lerroux y don Manuel Azaña, por La Alianza Republicana; don Marcelino Domingo, don Alvaro Albornoz y don Angel Galarza, por el Partido Republicano Radical Socialista, y don Niceto Alcalá Zamora y don Miguel Maura, por la Derecha Liberal Republicana; don Manuel Carrasco Formiguera, por Acció Catalana; don Matías Mallol Bosch, por Acción Republicana de Catalunya; don Jaime Aiguader, por Estat Catalá, y don Santiago Casares Quiroga, por la Federación Republicano Gallega, entidades que, juntamente con el Partido Federal Español, el cual, en espera de acuerdo de su próximo congreso, no puede enviar ninguna delegación, integran la totalidad de los elementos republicanos del país.
A esta reunión asistieron, invitados con carácter personal, don Felipe Sánchez Román, don Eduardo Ortega y Gasset y don Indalecio Prieto, no habiendo podido concurrir don Gregorio Marañón por hallarse ausente en Francia, y de quien se leyó una entusiasta carta de adhesión en respuesta a la indicación que con el mismo carácter se le hizo.
Examinada la actual situación política, todos los representantes concurrentes a la reunión llegaron en la exposición de sus peculiares puntos de vista, a una perfecta coincidencia, la cual quedó inequívocamente confirmada en la unanimidad con que se tomaron las diversas resoluciones adoptadas. La misma absoluta unanimidad hubo al apreciarse la conveniencia de gestionar rápidamente y con ahínco la adhesión de las demás organizaciones políticas y obreras, que en el acto previo de hoy no estuvieron representadas, para la finalidad concreta de sumar su poderoso auxilio a la acción que sin desmayos pretenden emprender conjuntamente las fuerzas adversas al actual régimen político».
Ampliando la nota interior, podemos decir que la cuestión batallona de la reunión fue el criterio mantenido por la representación catalana, expuesto claramente por el señor Carrasco Formiguera en el sentido de que para tomar parte en el hecho revolucionario necesitan ellos el reconocimiento de la personalidad catalana, pues no pueden prescindir de ser catalanes, aunque sean republicanos.
Unánimemente se mantuvo entre los reunidos el criterio de que Cataluña redacte libremente el Estatuto Catalán, sometiéndolo en su día al refrendo de las Cortes Constituyentes.
En este espíritu federalista de la asamblea se dijo también que el mismo criterio habría de seguirse por lo que respecta a otras regiones con personalidad definida, como son las Vascongadas, Galicia, etc., dentro de la unión perfecta de todas ellas.
Se convino ampliar las gestiones de todos los elementos antidinásticos, como el Partido Socialista, la Unión General de Trabajadores, la Confederación General del Trabajo, etcétera.
Se examinó el actual momento político, manifestándose también unánimes los criterios de los reunidos.
Se dio de lado a la cuestión de las elecciones y se convino en la necesidad de realizar un amplio movimiento para la consecución de la finalidad que se persigue.
Hoy lunes, por la noche, los prohombres republicanos asisten a un banquete organizado por el Centro Republicano de Irún en homenaje al veterano republicano de la vecina ciudad don León Iruretagoyena.-Díaz”.
La Vanguardia, Barcelona, 19 de agosto de 1930.
El final de la Monarquía de Alfonso XIII
En el verano de 1930 era un hecho cierto, ciertísimo, reconocido incluso por las autoridades del régimen, que la Monarquía se desmoronaba a ojos vistas y pronto se vería obligada a desaparecer. Lo que más importaba era encauzar su sustitución.
Quiénes actuábamos en la vida política con la mirada puesta en el porvenir de España y palpábamos las reacciones, no siempre pacíficas y caritativas, que la visión del próximo porvenir suscitaba en ciertas masas populares, vivíamos bajo la obsesión de llegar cuanto antes a encuadrar las fuerzas políticas y sindicales dentro de un programa previamente madurado, y, además designa a los hombres que habrían de asumir, llegado que fuese el momento, la función de gobernar. (...). Éste fue el objetivo principal de la reunión de San Sebastián (...).
Asistieron a la reunión, empezada a las 3 de la tarde del 17 de agosto, las siguientes personas: Alejandro Lerroux por Alianza Republicana: Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz y Ángel Galarza por el Partido Radical Socialista; Manuel Azaña, por la Izquierda Republicana: Santiago Casares, por la Federación Republicana Gallega; Carrasco Formiguera, por Acció Catalana; Matías Mallol, por Acció Republicana de Cataluña, Jaime Ayguade por Estat Catalá; Alcalá Zamora y yo por la Derecha Liberal Republicana; Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos, por su propia cuenta, ‑ya que el partido socialista al que pertenecían, no había querido dar su conformidad (....) en concepto de invitados Felipe Sánchez Román y Eduardo Ortega y Gasset, Gregorio Marañón (...). Presidía la reunión, que se celebró en el Círculo Republicano de San Sebastián, el señor Sasiaín, su presidente.
Miguel Maura, Así cayó Alfonso XIII..., Barcelona, 1981
El error Berenguer
La Dictadura ha sido un poder omnímodo y sin límites, que no solo ha operado sin ley ni responsabilidad, (…) sino que no se ha circunscrito a la órbita de lo público, antes bien ha penetrado en el orden privadísimo brutal y soezmente. (…)
No hay punto de la vida española en que la Dictadura no haya puesto su innoble mano de sayón. (…)
He tenido que evocar con un mínimum de evidencia lo que la Dictadura fue. Hoy parece un cuento. Yo necesitaba recordar que no es un cuento, sino que fue un hecho. Y que a ese hecho responde el Régimen con el Gobierno Berenguer, cuya política significa: volvamos tranquilamente a la normalidad por los medios más normales, hagamos «como si» aquí no hubiese pasado nada radicalmente nuevo, sustancialmente anormal.
Eso, eso es todo lo que el Régimen puede ofrecer, en este momento tan difícil para Europa entera, a los veinte millones de hombres ya maltraídos de antiguo, después de haberlos vejado, pisoteado, envilecido y esquilmado durante siete años. Y, no obstante, pretende, impávido, seguir al frente de los destinos históricos de esos españoles y de esta España. (…) Pero esta vez se ha equivocado. Este es el error Berenguer. (…) El Régimen sigue solitario, acordonado como leproso en lazareto. (…) Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el Régimen mismo; nosotros, gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos:
¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo!
Delenda est Monarchia.
José Ortega y Gasset, El Sol, 15 de noviembre de 1930.
Manifiesto de la Agrupación de Intelectuales al Servicio de la República
(...) Creemos que la monarquía de Sagunto ha de ser sustituida por una República. Pero es ilusorio imaginar que la Monarquía va a ceder galantemente el paso a un sistema de Poder público tan opuesto a sus malos usos, a sus privilegios y egoísmos. Sólo se rendirá ante una formidable presión de la opinión pública. Es, pues, urgentísimo organizar esa presión, haciendo que sobre el capricho monárquico pese con suma energía la voluntad republicana de nuestro pueblo. Esta es la labor ingente que el momento reclama. Nos proponemos suscitar una amplísima agrupación al servicio de la República, cuyos esfuerzos tenderán a lo siguiente:
Primero: movilizar a todos los españoles de oficio intelectual para que formen un copioso contingente de propagandistas y defensores de la República española.
Segundo: Con este organismo de avanzada, bien disciplinado y extendido sobre toda
España, actuaremos apasionadamente sobre el resto del cuerpo nacional, exaltando la gran promesa histórica que es la República española.
Tercero: Pero, al mismo tiempo, nuestra Agrupación irá organizando, desde la capital hasta la aldea y el caserío, la nueva vida pública de España en todas sus bases a fin de lograr la sólida instauración y el ejemplar funcionamiento del nuevo Estado republicano.
11 de febrero de 1931.
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