CUESTIONES PAU. 2011-2012
2. La Prehistoria y la Edad Antigua.
2.1. El proceso de hominización en la Península Ibérica:
Nuevos hallazgos
Durante el Paleolítico (800000 a.C-10000 a.C) se alcanzan los rasgos
físicos actuales y se desarrollan las capacidades intelectuales de los seres
humanos. Los homínidos descubiertos en la península Ibérica son el Homo antecessor (800000 años, restos
hallados en el yacimiento burgalés de Atapuerca, uno de los principales
yacimientos de fósiles humanos del mundo), Homo heidelbergensis (300000 años,
Atapuerca), Homo sapiens neanderthalensis (100000 años, Atapuerca, Granada,
Gerona, Gibraltar) y Homo sapiens sapiens (35000 años, numerosos yacimientos en
toda la Península).
Durante todo este período, la economía es depredadora (el ser humano caza,
pesca y recolecta frutos y plantas); se produce una evolución cultural del ser
humano (nuevas técnicas lítica, enterramientos, uso del fuego, etc.), y, en la
región cantábrica (Altamira, Tito
Bustillo), encontramos importantes manifestaciones artísticas (pinturas
rupestres).
2.2. Los pueblos prerromanos. Colonizaciones históricas:
Fenicios, griegos y cartagineses.
Tartessos.
Pueblo
que se localiza en el Valle del Guadalquivir y se relaciona con los yacimientos
mineros de oro, cobre y plata (Minas de
Río Tinto). Cultura fuertemente
influenciada por la fenicia.
Iberos. Conjunto de pueblos (ilergetes, turdetanos, edetanos, etc.)
asentados en la fachada mediterránea y
Andalucía que, a partir del siglo X a. C, recibieron una serie de
aportaciones de los pueblos colonizadores: uso del hierro, moneda, escritura,
etc. Ese proceso se conoce con el nombre de iberización. Se caracterizaban por tener una economía de base
agraria, por el politeísmo religioso, y por la práctica de la devotio iberica, pacto de fidelidad con
un caudillo militar.
Celtas. Pueblos indoeuropeos
que penetraron en la península Ibérica a partir del siglo X a. C. Se
establecieron en la cornisa cantábrica,
Cataluña, Meseta y en la zona oeste de la península. Eran politeístas, su
economía era de base agraria y tenían
tres instituciones sociales relevantes: gentilidad
(agrupación familiar basada en la existencia de un antepasado común), hospitalidad (vinculación de un individuo
con una gentilidad diferente a la suya), y clientela
(relación entre una persona y un patrono).
Pueblos colonizadores: Son
pueblos procedentes del Mediterráneo
oriental que tuvieron una gran influencia en las primeras culturas del hierro
peninsular en el arte, el uso del alfabeto, la introducción de la moneda, nuevas
técnicas constructivas, divinidades, etc. Los asentamientos fueron limitados y
efímeros, centrados en los intercambios comerciales o en el control de las
riquezas mineras.
Fenicios: sus asentamientos se
sitúan en la costa andaluza y el valle del Guadalquivir (Gadir, Malaka,
Abdera y Sexi).
Griegos: establecieron una serie
de factorías comerciales a lo largo de la costa mediterránea Su colonia más importante fue Emporion
(Ampurias).
Cartagineses. La presencia
cartaginesa se basa en motivos comerciales y, especialmente, militares (guerras púnicas). Sus principales bases
fueron Cartago Nova e Ibiza.
2.3. Conquista y romanización: La pervivencia del legado
cultural romano en la cultura hispánica.
Conquista. La primera fase (218-206 a. C) se sitúa en el contexto de la
II Guerra Púnica y se caracterizó por la
ocupación de la franja mediterránea. Esta fase concluyó con la ocupación de Cádiz en el 206 a. C. La segunda se
desarrolló entre los años 206 a. C y 83 a. C, ocupando el centro y el oeste de la Península. La conquista romana
encontró una gran resistencia de los pueblos indígenas como, por ejemplo, en la Guerra de
los lusitanos (155-139 a.
C, asesinato del caudillo lusitano Viriato) y en la Guerra
celtibérica (154-133 a.
C, episodio de Numancia). La tercera fase (83-19 a.
C) supuso la ocupación del norte y
el sometimiento de astures y cántabros.
La romanización es la asimilación de la
cultura y de las formas de vida romanas (lengua, derecho, religión, sistema
social, sistema administrativo, etc.) por parte de los pueblos peninsulares. La
romanización fue más intensa en el sur y en el este de la península; fue un
proceso lento y dilatado en el tiempo, y no supuso la desaparición de las
formas culturales celtas e ibéricas. Los medios de la romanización fueron:
·
Urbanización. La adopción del
modelo administrativo romano en las ciudades.
·
Ejército. Los romanos
reclutaban tropas auxiliares entre los indígenas. Éstos entraban en contacto
con las formas de vida romanas. Al
término del servicio militar, conseguían la ciudadanía romana y tierras.
·
Concesión de la
ciudadanía romana
a la aristocracia indígena para asegurarse su apoyo y su colaboración.
Las lenguas peninsulares (castellano,
catalán, gallego, portugués), el Derecho (el núcleo central del Derecho Civil
actual), los modelos administrativos o
el importante patrimonio histórico-artístico son ejemplos del importantísimo
legado cultural romano en la Península Ibérica.
2.4. Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: Instituciones
y cultura.
En el año 409, tres pueblos germanos, suevos, vándalos y alanos, penetraron
en la península Ibérica. Los suevos establecieron un reino sólido en la actual
Galicia y Roma reaccionó enviando a la península a los visigodos (pueblo aliado de los romanos). Los visigodos
constituyeron un reino en el sur de la
Galia (actual Francia) denominado Reino de Tolosa. En el año 507, los visigodos fueron derrotados
por los francos (otro pueblo
germano) en la Batalla de Vouillè. La derrota significó la
formación del Reino de Toledo. La monarquía visigoda era electiva. Los
monarcas eran elegidos por una asamblea de hombres libres. Este modelo fue un
importante factor de inestabilidad política porque la sucesión provocaba el
enfrentamiento entre diversas facciones (conquista musulmana). El monarca se apoyaba en una serie de instituciones para
ejercer su labor:
Aula Regia. Era un órgano de
carácter consultivo y legislativo en cuestiones militares, judiciales y
políticas. Sus decisiones eran ejecutadas por el Officium Palatinum, órgano integrado por nobles al servicio del
rey.
Los Concilios de Toledo. Eran asambleas político-religiosas cuyas
decisiones se convertían en leyes tras ser aprobadas por el monarca.
La cultura visigoda tiene una clara
influencia romana que se manifiesta en la utilización del latín como lengua
literaria y legal. El autor más destacado es San Isidoro de Sevilla, famoso por
sus Etimologías,
recopilación de la cultura clásica.
3. La
Península Ibérica en la Edad Media: Al-Ándalus.
3.1. Evolución política: Conquista, Emirato y
Califato de Córdoba
En el año 711, los musulmanes cruzaron el
Estrecho de Gibraltar y derrotaron a las tropas visigodas dirigidas por el rey
Don Rodrigo en la Batalla del
río Guadalete. La ocupación de la península fue rápida, aunque, en la
mayoría de los casos, la ocupación no fue militar sino que se realizó a través
de las capitulaciones: pactos entre los musulmanes y la población local.
Los musulmanes se comprometían a respetar la propiedad, la libertad y la
religión de la población local, a cambio del pago de tributos o impuestos.
Al-Ándalus (nombre del territorio
bajo control musulmán) se constituyó como un emirato (provincia dependiente)
del Califato de Damasco.
Abderramán I estableció el Emirato Independiente de Córdoba en el 756.
El Emirato se declara independiente del Califato desde el punto de vista
político, no en el plano religioso ya que sigue dependiendo del Califa de Bagdad. Abderramán I concentró todos
los poderes del Estado (administrativos, judiciales, militares…) en su persona.
El Emirato se caracterizó por las frecuentes rebeliones de distintos grupos: muladíes
(cristianos convertidos al Islam) y por los mozárabes (cristianos que vivían
en territorio musulmán).
En el año 929, Abderramán III se autoproclamó califa (príncipe de los
creyentes), lo que significaba la independencia religiosa del Califato de Bagdad. Se inició así el Califato de Córdoba. Abderramán
III estableció una nueva estructura político-administrativa basada en
la concentración de todos los poderes en la figura del califa. Era ayudado en
las tareas de gobierno por el hachib (primer ministro) y los visires (ministros). Una figura política destacada del Califato fue Almanzor
(hachib de Hixem II, 976), que realizó
grandes campañas militares contra los núcleos cristianos, destacando la
destrucción de Santiago de Compostela
(997). Tras una crisis interna, el Califato desapareció en el año 1031.
3.2. La crisis del
siglo XI: Los reinos de Taifas e imperios norteafricanos.
La desaparición
del Califato (1031) tuvo dos consecuencias importantes. En primer lugar, se
produjo un giro histórico ya que los reinos cristianos consiguen la hegemonía
militar y política. En segundo lugar, el territorio bajo control musulmán se va
reduciendo progresivamente. La
España musulmana se dividió en reinos independientes que
reciben el nombre de reinos taifas. Su creación fue apoyada
por los reinos cristianos porque cobraban parias, es decir, tributos a cambio del mantenimiento de la
paz. Los reinos taifas se dividen en tres grupos según el origen racial de
sus fundadores: taifas árabes como Toledo o Sevilla; taifas bereberes como Granada
o Málaga; y taifas eslavos como
Valencia.
En el año 1085, Alfonso VI, rey de Castilla y León, conquistó la ciudad de Toledo. Este hecho provocó la llegada
de los almorávides (nómadas del Sáhara que habían formado un imperio
en el norte de África en el siglo XI, y se caracterizaban por su integrismo
religioso). Los almorávides reunificaron los reinos taifas. Su dominio fue
breve y el resultado fue la aparición de nuevos reinos taifas, que fueron
reagrupados de nuevo por los almohades (1172). Los almohades
fueron derrotados por una coalición cristiana en la Batalla de
las Navas de Tolosa (1212).
Tras la derrota almohade, el territorio musulmán se dividió en nuevos reinos
taifas. Más tarde, en 1232, se
constituyó el reino nazarí de Granada,
que pervivió hasta 1492.
3.3. Al-Ándalus: La
organización económica y social.
La población de al-Ándalus
era muy heterogénea porque estaba formada por diversos grupos étnicos. La
religión era el elemento principal de diferenciación social. Existían dos grandes
grupos:
Población
musulmana. Se divide, por un lado, en alógena como los árabes (grupo minoritario
y dominante. Tenían el poder económico y el control político), los bereberes
(grupo musulmán más numeroso, procedentes del norte de África,
enfrentados con los árabes), los negros (población procedente de
Sudán, esclavos, dedicados a tareas militares), y los eslavos (esclavos de
origen europeo). Por otro lado, en autóctona: muladíes (hispanos
convertidos al Islam que obtenían ventajas sociales y económicas.
Protagonizaron frecuentes revueltas.
Población no musulmana como los mozárabes
(cristianos que vivían en territorio musulmán) y los judíos.
Los musulmanes eran tolerantes con estos grupos porque practicaban
religiones cercanas a la suya (“gentes
del Libro”). Eran dimníes (protegidos). A cambio de
conservar su religión y propiedades, pagaban dos clases de impuestos directos:
el jarach
y la chizia.
La economía era urbana y comercial. En el sector agrario, los musulmanes
introdujeron nuevos cultivos como la caña de azúcar, el algodón, el azafrán,
los agrios, el arroz, etc. Perfeccionaron los sistemas de regadío mediante el
desarrollo de procedimientos de extracción de agua como las norias y la
construcción de amplias redes de acequias. Desarrollaron una agricultura de
regadío en los valles de los ríos Guadiana,
Guadalquivir, Segura, Turia, Júcar, Jalón, etc. El desarrollo comercial se
basó en la existencia de dos monedas, el dinar
(oro) y el dirham (plata). El comercio exterior se beneficiaba de la situación geográfica de la
península Ibérica. Al-Ándalus
comerciaban con Europa (metales, esclavos, armas, pieles), Oriente (especias,
objetos de lujo), y África (oro y esclavos).
3.4.
Al-Ándalus: El legado cultural.
El Califato fue una etapa de gran esplendor
cultural. Córdoba fue un centro cultural de gran influencia en toda Europa. Sin
embargo, el "siglo de oro" de la cultura islámica fue el siglo XI. La España musulmana se
convirtió en el puente para difundir la cultura clásica (grecorromana) a toda
Europa, gracias a los contactos del Islam con Bizancio. Las figuras científicas
e intelectuales más destacadas fueron:
·
Maslama de Madrid (matemático),
traductor y comentarista de la obra de
Ptolomeo.
·
Azarquiel (astrónomo), autor de
obras sobre los movimientos estelares.
·
Averroes (médico y filósofo),
transmisor de la obra de Aristóteles.
·
Maimónides, médico de gran
prestigio.
·
Al-Zahraui (cirujano), su obra
fue utilizada como manual en las universidades europeas de la Edad Media.
·
Ibn Wafid (agrónomo), influyó
en las obras castellanas sobre agricultura hasta el siglo XVI.
En el campo
de la literatura, aparecen formas
literarias propias como el zéjel o las jarchas.
3.5. La mezquita y
el palacio en el arte hispano-musulmán.
El arte
islámico agrupa elementos de zonas diversas (Persia, Bizancio, etc.). El
resultado es un arte de síntesis de estilos anteriores de gran originalidad. La
prohibición religiosa de representar la figura humana y animal hace que el arte
islámico se centre en la arquitectura. La arquitectura islámica se caracteriza por el empleo de materiales
pobres (ladrillo, adobe, madera, yeso).
Un rasgo característico de la arquitectura árabe es el gusto por la decoración,
que puede ser de tipo vegetal o geométrica. Otras características son el empleo
del arco de herradura, de los arcos polilobulados y la utilización de la cúpula.
El edificio más característico de la
arquitectura árabe es la mezquita. La mezquita se compone de diversas partes:
un patio porticado donde se encuentra la fuente para las
abluciones; el haram, sala
cubierta y dividida en varias naves, separadas por columnas, en esta sala se
encuentra la quibla (muro orientado hacia La Meca); y el minarete, lugar
desde donde se llama a la oración. Obra fundamental es la Mezquita de Córdoba. El palacio musulmán más representativo es la Alhambra de Granada, edificio de carácter civil que se caracteriza
por la profusa decoración de las salas interiores, que enriquece el empleo de
materiales pobres. También destaca por la abundancia de fuentes y jardines. Sin
embargo, el exterior del edificio se caracteriza por su sobriedad.
4. La Península Ibérica
en la Edad Media:
Los reinos cristianos.
4.1. La Península Ibérica
en la Edad Media:
Los primeros núcleos de resistencia cristiana.
El primer núcleo de resistencia frente a los
musulmanes se localizó en la Cordillera Cantábrica (este de Asturias, Cantabria y norte de
Burgos). Era una zona de escaso interés en la que los musulmanes se
limitaron a ejercer un cierto control: cobro de tributos y evitar la
penetración hacia el sur de los
montañeses. En esta zona Alfonso I
(739-757) fundó el reino de Asturias, realizando una serie de campañas
militares en el valle del Duero e iniciando la repoblación. Alfonso II (791-842) consolidó la
independencia del reino asturiano. Alfonso
III en el año 911 fundó el reino de León. En este reino, se incluían los
condados castellanos.
En la zona
oriental, los orígenes son menos conocidos y más tardíos (finales siglo VIII y
principios del siglo IX). Zona dominada por el Imperio Carolingio, que estableció la Marca Hispánica. Territorio dividido en condados que reconocían la autoridad del
emperador. Las principales entidades políticas que surgieron en esta zona
fueron:
·
Aragón, gobernado,
en un primer momento, por condes
dependientes del Imperio Carolingio; García
Galíndez (primer tercio del siglo
IX) logró la independencia frente a los carolingios y a los musulmanes. En el 922 fue incorporado a Navarra
hasta el año 1035.
·
Navarra logra la independencia del
Imperio Carolingio en el siglo IX; en el siglo X, la alianza con el reino
astur-leonés permitió su consolidación y, más tarde, como resultado de la
anexión del condado de Aragón y de La
Rioja. Navarra se convirtió en el reino cristiano más
poderoso de la península.
·
Condados Catalanes. Durante el siglo IX,
dependen del Imperio Carolingio. El condado
de Barcelona es el más importante. En el siglo X, Borrell (947-992) se desvincula del Imperio
Carolingio e inicia la expansión hacia el valle del Ebro.
4.2. Principales etapas de la Reconquista.
La Reconquista se desarrolló entre los
siglos VIII (aparición de los primeros núcleos cristianos en la Cordillera Cantábrica)
y el siglo XV (ocupación del reino nazarí de Granada por los Reyes Católicos). Las
principales etapas de la
Reconquista fueron:
- Hasta
el siglo X.
Se establece la frontera del reino de Asturias en el río Duero a comienzos
del siglo X.
- Siglos
XI y XII.
El reino de León y el reino de Castilla rebasan el Sistema Central y
ocupan el valle del Tajo en el siglo XI (1085 se ocupa Toledo). Los reyes de Aragón
conquistaron Huesca (1096) y Zaragoza (Alfonso I en 1118).
- Principios
del siglo XIII.
La batalla de las Navas de Tolosa (1212) hizo que Castilla dominara el
valle del Guadiana.
- A
mediados del siglo XIII, Fernando III de Castilla conquistó el
valle del Guadalquivir, y Jaime I de Aragón incorporó Valencia y las
Baleares a la Corona
de Aragón.
- En
el siglo XV
se completó el proceso con la conquista
del reino nazarí de Granada por los Reyes Católicos.
4.3. Las formas
de ocupación del territorio y su influencia en la estructura de la propiedad.
Modelos de repoblación y organización social.
La repoblación es volver a poblar
las tierras conquistadas en la expansión hacia el sur de los reinos cristianos.
Se basó en una razón estratégica (creación de una frontera estable frente a la España musulmana), y en una
razón económica (poner en cultivo las tierras conquistadas). La repoblación
atravesó cuatro etapas:
o
Repoblación por presura (siglos IX-X). Partía de la tradición
jurídica que atribuía al rey la posesión de las tierras incultas. A través de
una concesión tácita que se denominaba derecho de presura o derecho de aprisio,
las tierras pasaban a ser propiedad de los agricultores que se establecían en
ellas. Este sistema se realizó por iniciativa de los grupos de campesinos (repoblación individual), de los nobles
(repoblación nobiliaria) o de los
monasterios (repoblación monacal).
El resultado fue el predominio de la pequeña y de la mediana propiedad. Cuenca
del Duero, Galicia, alto Ebro, Cataluña.
o
Repoblación concejil (siglos XI-XII). Se denomina así por la
importancia que tuvieron los consejos de las ciudades o villas, a las que se
les otorgaba un fuero, es decir, el conjunto de normas jurídicas que regulaban
todos los aspectos de la vida ciudadana. Los repobladores solicitaban la
vecindad y les daban un solar para la casa y tierras para el cultivo que, al
cabo de unos años, pasaban a ser de su propiedad. Además, disfrutaban de las
tierras y de los bienes comunales. Se aplicó a las tierras situadas entre el
Duero y el valle del Tajo. También en el valle del Ebro. Predominio de la
mediana propiedad libre y de las tierras comunales.
o
Repoblación de las Órdenes Militares (primera mitad del
siglo XIII).
Se realizó en zonas extensas y poco pobladas como la Mancha, Extremadura, Teruel
y norte de Castellón. Estas zonas habían sido conquistadas por las Órdenes Militares (Calatrava,
Alcántara, Santiago y Montesa). Predominio de los latifundios dedicados a la
ganadería.
o
Repoblación por repartimientos (segunda mitad del siglo
XIII).
Valle del Guadalquivir y Levante (de Castellón a Murcia). Tras la ocupación de
una zona, una junta de partidores distribuían las tierras entre los
repobladores. El valor y el tamaño de las tierras estaban en función del rango
social de quienes las recibían. Predominio de grandes latifundios de la
nobleza, Órdenes Militares e Iglesia.
4.4. Diversidad
cultural: Cristianos, musulmanes y judíos.
Los centros
culturales cristianos eran los monasterios, en ellos se copiaban libros y se
traducían al latín obras árabes. A través del Camino de Santiago
llegaron innovaciones culturales de más allá de los Pirineos, o movimientos artísticos
como el Románico. El desarrollo de las lenguas romances dio lugar al Mester
de Clerecía con autores como Gonzalo
de Berceo, y al Mester de Juglaría (Cantar
del Mío Cid).
Castilla destaca por su
papel de asimilar y transmitir el saber islámico y, a través de éste, de la cultura
grecorromana. La conquista de Toledo
(1085) fue importante porque en el siglo XII se creó la Escuela de Traductores de
Toledo. Ésta reunía a representantes de las tres culturas peninsulares
(cristianos, musulmanes y judíos) y posibilitó la traducción del árabe al latín
de las obras científicas y filosóficas musulmanas y clásicas. La Escuela fue apoyada por
Alfonso X. La labor de la
Escuela de Traductores de Toledo ejerció una gran influencia
en la Europa
medieval, porque permitió la difusión de obras de la Antigüedad que habían
desaparecido.
En el primer cuarto
del siglo XIII se crearon las primeras
universidades (Palencia, 1212, y Salamanca, 1218). En ese siglo, destaca la
labor cultural de Alfonso X el Sabio,
autor o promotor de numerosas obras como las Cantigas (poesía) o las Siete
Partidas (derecho). A finales de la Edad Media, son importantes autores
como el Marqués de Santillana o el Arcipreste de Hita (Libro del Buen Amor).
4.5. Los reinos
cristianos en la Edad Media: manifestaciones artísticas.
El arte
románico se desarrolla en los siglos XI y XII. Es una arte de síntesis, ya
que recoge elementos clásicos, germanos, bizantinos y musulmanes. Es un arte
fundamentalmente religioso, que trata de
inspirar temor de Dios y tiene una finalidad didáctica (enseñar las
Sagradas Escrituras). Movimiento artístico nacido en Francia, se difundió en la
Península a través del Camino de
Santiago. La arquitectura románica tiene como edificios más importantes son
las iglesias y los monasterios. Las
características de la arquitectura son la
utilización de la piedra como elemento constructivo; las iglesias son de planta de cruz latina con
tres o más naves, se rematan con ábsides semicirculares; la aparición de la
girola que permite recorrer el templo sin interferir en el culto; el alzado de
la iglesia se basa en el arco de medio punto y la bóveda de medio cañón, etc. En los monasterios es importante el claustro,
lugar donde paseaban los monjes. Suele ser de forma cuadrada y en sus lados
tiene una galería porticada.
Algunos ejemplos de arquitectura románica
son San Clemente de Tahull (Lérida), San
Martín de Frómista (Palencia), Catedral de Santiago de Compostela, Santo
Domingo de Silos (Burgos). La escultura y la pintura están supeditadas a la arquitectura. Se caracterizan por su carácter didáctico
(difusión de las Sagradas Escrituras), figuras hieráticas, jerarquizadas,
etc. Dentro de la escultura románica destacan los relieves que adornan el
exterior de las iglesias. El ejemplo más destacado es el Pórtico de la Gloria (Santiago de Compostela). La pintura es colorista (utilización de colores
vivos) y tiene mucha importancia el dibujo. Ejemplos: San Isidoro de León, Santa María de Tahull y San Clemente de Tahull.
El arte
gótico se desarrolla durante los siglos XIII, XIV y XV. Estilo urbano que
tiene como edificio más representativo la
catedral. Se caracteriza por la utilización
de la bóveda de crucería y del arco apuntado,
de la planta de cruz latina dividida en tres o cinco naves, de los
arbotantes como sistema para contrarrestar el empuje de las naves, de vidrieras
y rosetones que dotan a los edificios de una gran luminosidad, etc.
En España,
el gótico fue introducido por los monjes cistercienses en el siglo XII
(monasterios de Las Huelgas en Burgos y
Poblet en Tarragona). En el siglo XIII, aparecen algunas de las catedrales
góticas más representativas como la de León
o Burgos, ambas de clara inspiración francesa; y la Catedral de Toledo, que refleja en su construcción una clara
concepción española. En el siglo XIV destaca el gótico de la Corona de Aragón,
tanto por sus obras civiles (Puertas de
Serranos de Valencia o el salón del Tinell del antiguo Palacio Real de
Barcelona) como por las religiosas (Catedral
de Palma de Mallorca). En el siglo XV el gótico alcanza su máxima
extensión, destacando el gótico flamígero (Catedral
de Sevilla).
5. La
Baja Edad Media. La crisis de los siglos XIV y XV.
5.1. La
organización política e instituciones en el reino de Castilla y en la Corona de
Aragón.
La monarquía
castellana era de carácter autoritario,
es decir, el poder del monarca, en teoría, no puede estar limitado por ningún
otro poder. El monarca recibía el apoyo de una serie de instituciones a la hora
de ejercer las tareas de gobierno. Las más importantes eran la Curia
Regia (organismo
de carácter consultivo formado por la alta nobleza, la jerarquía eclesiástica y
los oficiales de la Casa
Real, origen de las Cortes y del Consejo Real); el Consejo Real (órgano que asesoraba al
rey en las tareas de gobierno, integrado mayoritariamente por juristas o
expertos en leyes); la Audiencia (órgano supremo de justicia, sólo
supeditado a la autoridad del monarca); la Contaduría (ocupaba de los ingresos y gastos de la Corona); y las Cortes. Surgen en el año 1188, pero no
cobraron importancia hasta los siglos XIV y XV. Presentaban las siguientes
características:
- No tenían
iniciativa legislativa, es decir, no pueden proponer leyes.
- Pueden acudir a
las Cortes representantes de la nobleza, el clero y los procuradores de
diecisiete ciudades: Burgos, León, Zamora,
Toro, Salamanca, Ávila, Soria, Segovia, Valladolid, Sevilla, Toledo,
Córdoba, Jaén, Murcia, Cuenca, Guadalajara y Madrid (más Granada).
- Solían reunirse
cada dos años.
- Su función más
importante era la aprobación de subsidios
(impuestos de carácter extraordinario).
La monarquía
de la Corona de Aragón era pactista. El gobierno de la monarquía se ejercía
en virtud de un pacto o contrato
establecido entre el monarca y sus
súbditos, representados en Cortes. Cada
Estado que integraba la
Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca)
tenía cierta autonomía política e
instituciones propias (Cortes). El rey
tenía la titularidad de cada Estado (rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca y
conde de Barcelona). En la
Corona de Aragón, a diferencia de Castilla, aparece la
delegación real, es decir, el monarca es sustituido por altos dignatarios que
ayudaban al rey en sus tareas de gobierno y le sustituían en caso de ausencia. Las instituciones más importantes eran
el Consejo Real (órgano de carácter
consultivo); la Audiencia (órgano supremo de justicia); la Hacienda
Real (ingresos
y gastos de la Corona);
el Justicia de Aragón (alto
magistrado que intervenía en los pleitos entre el rey y los nobles e interpretaba
el Derecho tradicional aragonés); y las Cortes
(Aragón, Cataluña y Valencia). Había dos clases: Cortes generales de la
Corona de Aragón (con representantes del reino de Aragón,
del reino de Valencia y del condado de Cataluña); y las Cortes propias de cada Estado (Aragón, Valencia y Cataluña). Presentaban
las siguientes características:
- Tenían iniciativa
legislativa, es decir, no pueden proponer leyes.
- Estaban
representados en Cortes los ricoshombres
(alta nobleza), los infanzones (baja nobleza), el
clero y los ciudadanos.
- Se reunían cada
dos (Aragón) o tres años (Cataluña).
- Aparición de la Diputación General o Generalitat cuya función era controlar que todos los
acuerdos aprobados en Cortes fueran puestos en práctica.
5.2. La Baja Edad Media: Crisis
demográfica, económica y política.
En el
siglo XIV, hubo un corte brusco en la tendencia demográfica alcista de etapas
anteriores, por las siguientes razones:
- malas condiciones
climatológicas, que provocan crisis agrarias y un descenso en la
producción cerealística y, consecuentemente un aumento de los precios del
trigo
- efectos negativos
de las luchas nobiliarias.
- la Peste Negra (la principal
epidemia fue la que se produjo entre 1348-1351; otras, que causaron menor
mortalidad: las de 1363 y la de 1374.
La
crisis demográfica tuvo importantes consecuencias económicas: descenso de la
producción artesanal, disminución de los intercambios comerciales, retroceso
agrario, etc. La crisis económica fue especialmente intensa en la Corona de
Aragón.
Los campesinos y la burguesía protagonizaron
revueltas, muy frecuentes a partir del siglo XIV. Durante el siglo XIV, en
Castilla, se produjeron diversos
movimientos antiseñoriales. Fueron dirigidos por las ciudades de realengo que se resistían a caer bajo el poder señorial
(donaciones de ciudades realizadas por la dinastía
de los Trastámara).
En la Corona de Aragón se desarrollaron dos conflictos
importantes. Los payeses de la remensa
(Cataluña) fueron los protagonistas de diversas rebeliones durante los siglos
XIV y XV. Los payeses de la remensa eran campesinos adscritos a la tierra, pero
podían romper esa vinculación mediante el pago de una cantidad de dinero
(remensa). El origen del conflicto fue el intento de los señores de
someterles al pago de nuevos impuestos (malos
usos). El conflicto se resolvió a través de la Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486), que suprimía los malos usos. El
enfrentamiento entre la busca (pequeña
burguesía) y la biga (gran burguesía) fue el otro gran conflicto. Se
desarrolló en Barcelona. Esos dos sectores se disputaban el control del
gobierno municipal. La busca quería realizar una serie de reformas par
potenciar el comercio y las manufacturas catalanas.
La crisis también fue política. En Castilla la llegada de los Trastámara
con Enrique II, tras una guerra civil
con Pedro I, llevaron al reino al
borde de la descomposición. En la
Corona de Aragón la crisis monárquica fue menos intensa. Pedro
IV se enfrentó a la nobleza de Aragón y Valencia. Tras la muerte de
Martín el Humano, la falta de un
heredero provocó conflictos por la sucesión que se resolvió en el Compromiso de Caspe (1412), que nombró rey
a Fernando de Trastámara.
5.3. La Baja Edad
Media: La expansión de la
Corona de Aragón en el Mediterráneo.
En el 1137 el matrimonio de Petronila (hija de
Ramiro II) y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, significó el nacimiento de
la Corona de
Aragón: reino de Aragón,
reino de Valencia, reino de Mallorca y condado de Barcelona. Una de las
consecuencias fue la orientación mediterránea de la Corona de Aragón. En el año
1213, la derrota catalonoaragonesa en la batalla de Muret reforzó la expansión mediterránea. Jaime I (1213-1273) conquisto las Baleares
y Valencia. Pedro III (1276-1285) conquistó Sicilia. Jaime II (1291-1327) incorporó Cerdeña a
la Corona de
Aragón. Pedro IV (1336-1382) conquistó
los ducados
de Atenas y Neopatria (Grecia). Por
último, Alfonso V (1416-1458) incorporó Nápoles
y Benevento. La expansión permitió el desarrollo del
comercio, estableciendo relaciones comerciales con Oriente y África.
5.4. Las rutas atlánticas: Castellanos y
portugueses. Las Islas Canarias.
La exploración y la ocupación de las
Canarias se encuadran en el proceso de expansión de castellanos y portugueses
por el sur del Atlántico. Esa expansión es fruto de las mejoras técnicas y científicas de la navegación (portulanos, brújula, astrolabio, carabela).
En el siglo XV se inició la penetración definitiva en las Canarias.
- Hasta 1474 fueron
conquistadas Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. Expediciones
de conquista financiadas por la nobleza.
- Desde 1475 hasta
1496, la
monarquía (los Reyes Católicos) interviene
directamente el proceso de conquista. Durante esta etapa, se ocupan Gran
Canaria, La Palma y Tenerife.
A lo largo de todo el proceso, los portugueses
disputaron el control de las islas a los castellanos. La firma de los Tratados de Alcaçovas-Toledo (1479)
supuso el reconocimiento pleno de la soberanía castellana sobre las Islas
Canarias. Las Canarias se convirtieron en un enclave fundamental en las rutas
marítimas hacia las Indias.
6. Los Reyes
Católicos: La construcción del Estado moderno.
6.1. Unión
dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón.
Su reinado ha sido presentado como el punto de partida de la unidad nacional de
España. Esta idea debe rechazarse por
las siguientes razones:
- Es sólo una unión dinástica producida por el matrimonio de los titulares
de Castilla (Isabel I) y de la
Corona de Aragón (Fernando II).
- La unión dinástica no supuso la creación de un Estado
unificado y centralizado, sino que cada reino mantuvo sus propias
peculiaridades: instituciones políticas, aduanas, moneda, sistema
jurídico, etc.
- Castilla es el principal elemento de esta unión
por razones económicas, demográficas y por su mayor extensión territorial.
La monarquía de los Reyes Católicos se basó en la primacía de Castilla.
6.2. La conquista
del Reino Nazarí y la incorporación del Reino de Navarra.
Las fronteras entre Castilla y el Reino de
Granada se habían fijado en el siglo XIII. Era un reino tributario de Castilla,
es decir, satisfacía parias a cambio
del mantenimiento de la paz. La toma de Zahara
por lo granadinos en 1481 fue el detonante del conflicto y se prolongó
hasta el año 1492. El 2 de enero de
1492, el último rey granadino, Boabdil, rindió la ciudad a las tropas
castellanas. Las condiciones de la rendición se recogen en la Capitulación de Granada. En ella, se reconocía a
los musulmanes granadinos el respeto a su religión y a sus leyes. El reino fue incorporado Castilla y se concedió el derecho a la ciudad de Granada de enviar
procuradores a las Cortes castellanas.
La conquista de Granada permitió la expansión castellana en el norte de África.
Navarra
se incorporó a Castilla en el 1512 (segunda
regencia de Fernando II, 1507-1516). La justificación fue que Navarra
había desarrollado una política exterior profrancesa en un momento en que
Castilla y Francia se enfrentaban en Italia. El riesgo de una acción militar
francesa a través de Navarra motivó la intervención de Fernando II. Navarra conservó sus fueros, su moneda, sus Cortes y otras
instituciones particulares.
6.3. La integración de las Canarias y la
aproximación a Portugal
Hasta el siglo XIV, la conquista y la
integración de las islas se debieron a la iniciativa de la nobleza (Lanzarote, El Hierro, La Gomera y
Fuerteventura). El acceso al trono de Isabel I de Castilla marcó un cambio
de la política con respecto a las Islas Canarias. La monarquía interviene
directamente el proceso de conquista. Durante esta etapa, se ocupan Gran Canaria, La Palma y Tenerife.
A lo largo de todo el proceso, los portugueses
disputaron el control de las islas a los castellanos. La firma de los Tratados de Alcaçovas-Toledo (1479)
supuso el reconocimiento pleno de la soberanía castellana sobre las Islas
Canarias. Las Canarias se convirtieron en un enclave fundamental en las rutas
marítimas hacia las Indias.
Por otro lado, la política matrimonial de los Reyes Católicos intentó estrechar la
amistad con Portugal y posibilitar la incorporación de ese reino a la Monarquía
Hispánica. Isabel, hija de los Reyes Católicos, contrajo matrimonio con
heredero de la corona portuguesa. Al morir éste, con el propio rey Manuel I.
Cuando enviudó de Isabel, contrajo matrimonio con otra hija de los Reyes
Católicos, María. La muerte del príncipe Miguel frustró dicho objetivo.
6.4. La
organización del Estado: Instituciones de gobierno.
Los Reyes Católicos realizaron una reforma política con la finalidad de
reforzar el poder real. Esta reforma encajaba con la tradición monárquica
castellana (monarquía autoritaria) frente a la tradición de la monarquía
aragonesa (pactista). El reforzamiento del poder real se hizo a costa de la
nobleza. Ésta perdió poder político pero salió reforzada económica y
socialmente. Las principales reformas fueron:
- La creación de la Santa Hermandad (1476), organismo dependiente de los concejos castellanos que
tenía funciones judiciales y policiales. Su objetivo era restablecer tras
la guerra civil castellana.
- Reorganización del Consejo Real (Consejo de Castilla).
Se reforzó su tendencia a la profesionalización. Fue el principal órgano
de gobierno.
- Fortalecimiento de la Contaduría o Hacienda Real mediante la recuperación de rentas que la Corona había perdido a
favor de los nobles a lo largo de los siglos XIV y XV.
- Potenciación de la figura del corregidor. Se convierte en la
principal autoridad judicial, militar en los ayuntamientos. Supuso el fin
de la autonomía municipal.
- Patronato
regio.
Los Reyes Católicos consiguieron el privilegio de nombrar a los altos
cargos eclesiásticos en los nuevos territorios de Granada, Indias y
Canarias.
- La creación del Tribunal de la Inquisición. El papa Sixto IV, en 1478, permitió el
nombramiento de inquisidores. El Tribunal estaba dirigido por la Corona, a través del Consejo
de la Inquisición
y de la designación del Inquisidor General. Es un instrumento de control
político de la población.
6.5. La
proyección exterior. Política italiana y norteafricana
La unión castellano-aragonesa supuso que Castilla tuviera una política exterior
activa y asumiese la política exterior aragonesa (expansión en Italia). La
principal consecuencia de la expansión exterior fue la creación del Imperio
Hispánico que se extendía desde Italia a Centroamérica.
Norte de África. El temor a las
incursiones berberiscas y turcas impulsó la expansión en esta zona En 1497 se conquistaba Melilla; en 1509 Orán
y establecieron protectorados sobre Argel,
Túnez y Trípoli. El objetivo era la ocupación efectiva del norte de África.
Sin embargo, la derrota del ejército castellano en la isla de Gelves (1511) tuvo como consecuencia que la presencia
española se limitara sólo a unas cuantas plazas fuertes en la costa
africana.
Italia. La
Corona de Aragón controlaba
Cerdeña y Sicilia. Nápoles desde
finales del siglo XV era gobernado por una rama bastarda del rey Alfonso V. La
invasión de Nápoles por Carlos VIII de Francia (1495) provocó la reacción de
Fernando, formando la Liga
Santa (Monarquía
Hispánica, Papado, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Milán y
Venecia). Las campañas militares de Gonzalo
Fernández de Córdoba, más tarde conocido como el Gran Capitán, lograron la
retirada de Francia y la ocupación de Nápoles. Luis XII, sucesor de Carlos VIII, firmó con
Fernando el Católico el Tratado de
Granada (1500), tratado que supuso el reparto de Nápoles. Las dificultades
de interpretación de este tratado provocaron una nueva guerra (victorias del Gran Capitán en las batallas
de Ceriñola y de Garellano), que significaron la incorporación de Nápoles a la
Corona de Aragón en el 1505.
7. Expansión
ultramarina y creación del imperio colonial.
7.1. El
Descubrimiento de América.
El planteamiento de Colón (acortar la ruta
hacia Asia por el Oeste) no fue original, ya que desde los griegos se había
demostrado la esfericidad de la
Tierra. Los planes de la expedición fueron presentados por
primera vez al rey de Portugal, pero dada su falta de interés y de confianza en
semejante empresa, Colón decidió buscar patrocinadores en los monarcas
españoles, quienes se encontraban terminando la conquista de Granada. La
presión ejercida por un grupo de cortesanos próximos a los reyes, así como el
apoyo de los franciscanos de La
Rábida, posibilitaron la financiación del proyecto. En virtud
de las Capitulaciones de Santa Fe (17 de abril de 1492), Colón era nombrado
almirante, virrey de las tierras descubiertas y obtenía el diez por ciento de
las riquezas. Colón salió de Palos el 3 de agosto de 1492 y, tras una dura
travesía, llegó al continente americano el 12 de octubre de 1492 (isla de
Guanahaní, la actual San Salvador). El descubrimiento de América hizo
posible que la Monarquía
Hispánica adquiriera dimensiones universales.
7.2. Conquista y colonización.
Los hechos más significativos de la
conquista fueron:
- Conquista del Imperio Azteca. Hernán Cortés. Entre 1519-1521.
- Conquista del Imperio Inca. Francisco de Pizarro y Diego de Almagro. Entre
1531-1533.
- Las expediciones de Orellana (Amazonas), Valdivia (Chile),
Hernando de Soto (Mississippi), etc. permitieron la exploración de
gran parte de la América hispana.
Las principales consecuencias de la
conquista para la población indígena fueron el descenso demográfico por las
guerras, las nuevas enfermedades, las duras condiciones de trabajo y la
destrucción de sus formas tradicionales de vida.
Los sistemas de explotación fueron:
- La
encomienda.
Asignación a un encomendero de un número determinado de indios para que
trabajasen para él o le pagasen tributos. A cambio, debía protegerlos y
evangelizarlos.
- La
mita.
Sistema de trabajo forzado que se utilizaba par la explotación de las
minas de oro y plata.
Estos
sistemas provocaron la reacción de Fray
Bartolomé de las Casas (Brevísima
relación de la destrucción de las Indias, 1552), que defendió los derechos
de los indios y criticó duramente los abusos cometidos por los españoles. Las Leyes Nuevas de 1542 intentaron mejorar las condiciones de la población
indígena y poner fin a los abusos anteriores.
7.3. Gobierno y administración.
Los principales órganos de gobierno de las
Indias fueron:
- Casa de
Contratación de Sevilla (1503, Reyes Católicos). Organizaba y
controlaba el comercio y la navegación con América: inspección de navíos,
recaudación de impuestos, formación de pilotos, etc.
- Consejo de Indias
(1523, Carlos I).
Tenían jurisdicción sobre todos los territorios y organismos americanos,
incluida la Casa de Contratación de Sevilla. Sus principales funciones
eran: el nombramiento de cargos, la elaboración de la legislación, etc.
La estructura administrativa era la
siguiente:
- Virreinatos: Nueva
España (1535) y Perú (1544). Dirigidos por un virrey (representante
del rey en estos territorios).
- Gobernaciones (provincias).
Regidas por gobernadores subordinados a los virreyes. Las provincias
fronterizas se denominaban capitanías generales.
- Corregimientos. Agrupación de
una ciudad y el territorio circundante. Dirigidos por un corregidor.
- Audiencias. Tribunales
superiores de justicia.
- Cabildos o
ayuntamientos.
Estructura similar a la de los municipios castellanos.
7.4. Impacto de América en España.
- Revolución de los precios (inflación). Fue una subida
constante y continuada de los precios provocada por el aumento de la
circulación monetaria (llegada de los metales preciosos americanos), la
apertura de un nuevo mercado (América) y el crecimiento de la población.
En definitiva, hubo un aumento de la demanda que no se correspondió con un
incremento de la oferta, lo que motivó la subida de los precios.
- Desplazamiento de las rutas comerciales: el Atlántico desplazó
al Mediterráneo como centro comercial más importante. Los puertos más
importantes se situaron en el Atlántico: Cádiz, Sevilla y Lisboa.
- Intercambio de productos agrícolas y ganaderos. Llegan a España los siguientes productos: patata, maíz, cacao,
pimiento, tomate, tabaco, vainilla, judía verde, calabaza y pavo.
- América se convirtió en la principal zona para la emigración de
población española, produciéndose una mezcla racial (mestizaje): mestizos
(blanco/indio), zambo (negro/india) y mulatos (blanco/negro).
8. La
España del siglo XVI.
8.1. El Imperio
de Carlos V: Conflictos internos. Comunidades y Germanías.
El Movimiento Comunero (1520-1521). Fue un movimiento político de carácter ciudadano
que se desarrolló en Castilla, en respuesta a la política desarrollada por
Carlos I durante los primeros años de su reinado: nombramiento de consejeros
extranjeros, designación de Adriano de Utrecht como regente de Castilla,
petición de subsidios a las Cortes para financiar su elección como emperador
alemán, etc. El movimiento fue dirigido por las clases urbanas (pequeña
nobleza, burguesía y bajo clero), se inició
en Toledo y se extendió a otras ciudades castellanas como Segovia, Salamanca,
León, etc. Estas ciudades formaron la llamada Junta Santa. El movimiento
derivó en una verdadera revuelta antinobiliaria, por lo que la nobleza apoyó a
Carlos I. Los comuneros fueron derrotados en Villamar (Valladolid, 1521), y sus principales líderes ejecutados (Padilla, Bravo, Maldonado).
Las germanías. Eran milicias gremiales creadas en Valencia y
Mallorca para defenderse de los ataques de los piratas berberiscos. En
Valencia, la peste y los ataques de los piratas berberiscos hicieron que la
nobleza abandonara la ciudad en 1519. Las germanías se hicieron con el control
y se inició una verdadera revuelta antiseñorial que continuó hasta el año 1523 (intervención del ejército real).
En Mallorca la revuelta se desarrolló entre los años 1521 y 1523.
8.2. La Monarquía hispánica de
Felipe II. La unidad ibérica.
Felipe II (1556-1598) recibió la herencia
territorial de su padre, salvo el título de emperador. Sin embargo, incorporó
nuevos territorios en América, en el Pacífico y en Asia, y Portugal en el año 1581. Esta incorporación permitió que los reinos
peninsulares estuvieran por primera vez bajo la autoridad de un único monarca
(unidad ibérica). Subió al trono en un momento de gran tensión
internacional, porque la celebración del Concilio
de Trento (1545-1563) no favoreció la reconciliación entre católicos y
protestantes. El Concilio reafirmó las tesis de la Iglesia Católica (Contrarreforma), y la Monarquía Hispánica
fue la gran defensora del catolicismo.
Lo más característico de su política exterior fue la lucha para frenar
el avance turco por el Mediterráneo occidental (derrota de los turcos en la
batalla naval de Lepanto en 1571); el
enfrentamiento con Inglaterra (episodio de la Armada Invencible); las guerras
contra Francia; y, sobre todo, el problema de los Países Bajos cuya división en
dos zonas (la católica Unión de Arrás
y la protestante Unión de Utrecht)
no pudo impedir.
8.3. El modelo
político de los Austrias: la unión de reinos.
La Monarquía Hispánica
era supranacional. Cada reino
(Castilla, Corona de Aragón y Portugal) conservaba sus instituciones, leyes,
moneda, etc. El sistema de gobierno se caracterizaba por la intervención personal del monarca en los
asuntos castellanos (Madrid, capital
desde 1561), mientras que los virreyes representaban al rey en otros
territorios. El sistema planteaba conflictos, apareciendo los consejos para auxiliar al monarca en
las tareas de gobierno. Los consejos eran de dos clases:
- Consejos especializados. Se ocupaban de materias concretas. El más
importante fue el Consejo de Estado.
Creado por Carlos I, fue el único
órgano competente en todos los territorios que constituían la Monarquía Hispánica.
Era presidido por el monarca y le aconsejaba en asuntos fundamentales como
la política exterior, la guerra, la negociación de tratados internacionales, etc.
Otros consejos especializados fueron el Consejo de Hacienda, el Consejo de la Inquisición,
etc.
- Consejos territoriales. Encargados de
los asuntos de un determinado territorio. Consejo de Aragón, Consejo de Navarra, Consejo de Indias, Consejo
de Italia, Consejo de Flandes y Consejo de Portugal.
El sistema se completaba con la figura de
los secretarios de los consejos,
intermediarios entre el monarca y el consejo correspondiente. El secretario del Consejo de Estado era
también el secretario personal del rey, es decir, tenía una gran influencia
política. Gattinara, Francisco de los
Cobos, Granvela o Antonio Pérez fueron secretarios personales de los
monarcas del siglo XVI.
8.4. Economía y
sociedad en la España del siglo XVI.
Durante el siglo XVI, se produjeron dos importantes fenómenos económicos:
- Revolución de los precios (inflación). Fue una subida constante y continuada de los
precios provocada por el aumento de la circulación monetaria (llegada de
los metales preciosos americanos), la apertura de un nuevo mercado
(América) y el crecimiento de la población. En definitiva, hubo un
aumento de la demanda que no se correspondió con un incremento de la
oferta, lo que motivó la subida de los precios.
- Endeudamiento de la Corona. Se debió a la financiación de la política
exterior de los Austrias
(intervención en numerosas guerras). La financiación se obtenía de
los préstamos de banqueros privados y de la venta de juros (títulos
de deuda pública). Estos recursos no fueron suficientes y Felipe II
declaró tres bancarrotas en 1557,
1575 y 1596.
Las características sociales más destacadas
fueron el aumento demográfico (ocho
millones a finales del siglo XVI); la concentración de la mayor parte de la
población en Castilla (80%); el fuerte crecimiento de la población urbana
(Sevilla 120000 habitantes, Toledo y Valencia 60000 habitantes); el aumento del
clero, y el deseo de la burguesía de ennoblecerse.
La sociedad se
caracterizo por el dominio de la nobleza y del clero.
La nobleza se dividía en alta nobleza (nobleza
titulada: duques, condes, marqueses, barones o ricoshombres) y baja nobleza (nobleza no titulada:
hidalgos, infanzones, caballeros). Su
poder económico se basaba en la posesión de grandes propiedades o señoríos. La pequeña nobleza vivía de las rentas procedentes de
propiedades agrarias o ganaderas. Una práctica habitual fue la compra de títulos
nobiliarios, y el acceso a la nobleza por servicios a la monarquía (nobleza
de toga y espada).
También el clero tenía importantes
diferencias internas. El alto clero
(arzobispos, cardenales, obispos y abades) disfrutaban de un nivel de vida
semejante al de la alta nobleza, mientras que la situación del bajo clero (párrocos, capellanes,
monjes, etc.) era semejante a la de los artesanos o campesinos.
La mayor parte de la población no tenía privilegios. Los no
privilegiados, ya fueran campesinos o
población urbana, debían pagar impuestos (se les denominaba pecheros).
Además, había
grupos como los moriscos o los judíos
conversos. Estos grupos eran marginados o perseguidos, por esta razón,
intentaban ocultar su origen. La limpieza
de sangre les impedía el acceso a cargos públicos y les aislaba socialmente.
8.5. Cultura y
mentalidades. La Inquisición.
Durante el reinado de Carlos I penetraron en
España las corrientes intelectuales más modernas, especialmente el humanismo
erasmista. Los humanistas más destacados son Juan Luis Vives y los hermanos Valdés. Se desarrollan las teorías jurídicas de Francisco de Vitoria y Francisco
Suárez, creadores del Derecho Internacional. En el campo científico destacan
la fundación de la Academia
de Matemáticas (1582) y la obra del médico Miguel
Servet (descubridor de la circulación pulmonar).En la literatura, se
desarrolla la poesía lírica de influencia italiana (Garcilaso de la Vega,
Juan Boscán); de la poesía mística (Teresa
de Jesús y Juan de la Cruz);
de la poesía ascética (Fray Luis de León).
En el teatro se produce la transición entre las formas medievales y el teatro
moderno (Juan del Encina, Lope de Rueda).
En el campo de la novela, destaca una obra maestra de la novela castellana, El
lazarillo de Tormes.
El Tribunal de la Inquisición en
Castilla fue autorizado por el papa
Sixto IV en 1478 durante el reinado de los Reyes Católicos. Su creación se relaciona
con la creciente hostilidad popular hacia los conversos (bautizados a los que se acusaba de mantener sus antiguas
prácticas religiosas). El Tribunal
estaba dirigido por la Corona,
a través del Consejo de la Inquisición y de la
designación del Inquisidor General. Los métodos utilizados por el Tribunal de
la Inquisición fueron la tortura y la denuncia anónima. Felipe II utilizó
el Tribunal de la Inquisición como instrumento de represión interna
(persecución de las comunidades protestantes de Valladolid y Sevilla, etc.).
Felipe II, apoyándose en la Inquisición, reforzó la intolerancia religiosa
iniciada por los Reyes Católicos.
9. La
España del siglo XVII.
9.1. Los
Austrias del siglo XVII. Gobierno de validos y conflictos internos.
Los reyes del siglo XVII no ejercieron el
poder directamente, sino que prefirieron delegarlo en personas de su confianza (validos). Solían ser miembros de la
alta nobleza. Entre todos, destacan el Duque
de Lerma (valido de Felipe III), el Conde-Duque de Olivares (Felipe IV), Valenzuela, el padre Nithard y Juan José de
Austria (Carlos II). El surgimiento de la figura del valido se relaciona
con diversos factores como el desinterés de los monarcas de ejercer el poder
directamente o la creciente complejidad de los asuntos de gobierno. Los validos
fueron los responsables de los éxitos y de los fracasos de cada reinado.
Los conflictos internos más importantes fueron provocados por los intentos
centralizadores del Conde-Duque de Olivares.
Olivares diseñó un proyecto llamado Unión
de Armas (1625) que pretendía repartir entre todos los Estados el peso de
la política real, formando un ejército común
que sería financiado por cada Estado en función de su población y
riqueza. Valencia y Aragón aceptaron mantener un ejército durante quince años,
pero Cataluña se negó. El intento centralizador de Olivares provocó numerosas
revueltas: Vizcaya, Nápoles, Andalucía, Aragón, etc. La rebelión de Cataluña y
la de Portugal fueron las más importantes
9.2. La crisis
de 1640.
La crisis
fue provocada por los intentos centralizadores del Conde-Duque de
Olivares. Olivares diseñó un proyecto
llamado Unión de Armas (1625) que
pretendía repartir entre todos los Estados el peso de la política real,
formando un ejército común que sería
financiado por cada Estado en función de su población y riqueza. Valencia y
Aragón aceptaron mantener un ejército durante quince años, pero Cataluña se
negó. Las rebeliones de Cataluña y la de Portugal fueron las más importantes:
§ La rebelión catalana se inició en 1640 y estuvo protagonizada por el
campesinado y la población urbana, y dirigida por la burguesía catalana. El
objetivo era establecer una República bajo la protección del rey Luis XIII de
Francia. La rebelión concluyó en 1652, tras la ocupación de Barcelona por el
ejército real.
§ La rebelión portuguesa se inició aprovechando la revuelta catalana.
Los portugueses, apoyados por Francia e Inglaterra, nombraron monarca a Juan
IV. El conflicto finalizó con la firma del Tratado
de Lisboa (1668), por el que la Monarquía Hispánica reconocía la independencia de
Portugal.
9.3. El ocaso
del Imperio español en Europa.
A finales del siglo XVII, se inició un período
de paz que se manifestó en la firma de la Paz de Vervins (1598) con
Francia, el fin del enfrentamiento con Inglaterra (1604), y la firma de la Tregua de los Doce Años
con las Provincias Unidas (1609-1621).
Las dificultades económicas de la
Corona explican la necesidad de establecer estos acuerdos. Sin embargo, a partir del año 1620, la Monarquía Hispánica
intervino en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) para ayudar
a la rama austriaca de los Habsburgo. La guerra, iniciada en el Sacro
Imperio Romano Germánico, se produjo por razones religiosas y fue un conflicto
generalizado entre naciones católicas y protestantes, que derivó en un
enfrentamiento por la hegemonía en Europa. Francia,
país católico, apoyó a las naciones protestantes. La guerra concluyó con la Paz de Westfalia (1648). Westfalia puso fin a
la hegemonía hispana en Europa, hegemonía que pasó a Francia. Además, la Monarquía Hispánica
tuvo que reconocer la independencia de las Provincias Unidas (Holanda).
La
guerra hispano-francesa continuó hasta la firma de la Paz de los Pirineos (1659), que estableció
la actual frontera con Francia. La Monarquía Hispánica
tuvo que devolver el Rosellón y la Cerdaña.
Durante el reinado de Carlos II, la Monarquía Hispánica
tuvo que hacer frente a la política expansionista francesa. El temor a la
hegemonía francesa hizo que Inglaterra y Holanda apoyaran a la Monarquía Hispánica.
9.4. Evolución
económica y social en el siglo XVII.
El siglo XVII se caracteriza por la crisis
socioeconómica provocada por las siguientes razones:
·
Disminución de la población (pasó de 8 millones a 7 millones). Las razones fueron
las epidemias (peste), las guerras constantes (Flandes, Portugal, etc.), la
emigración a las Indias, el descenso de la tasa de natalidad por la reducción
del número de matrimonios, y la expulsión de los moriscos.
·
Política monetaria. Consistió en la alteración de la moneda
para hacer frente a los problemas financieros de la Corona. Esta
política afectó a la moneda de vellón (moneda de cobre y plata): emisión de
moneda de vellón solo de cobre, reducción del peso de la moneda, emisión de grandes cantidades de moneda, etc.
Perjudicó a las clases populares porque
subieron los precios de los productos expresados en moneda de vellón.
·
Mentalidad social de la época. El ideal social era vivir de las rentas, es decir, vivir sin trabajar. Por ello, se
buscaban puestos en la
Administración o títulos que proporcionaran ingresos., y se
desprecian las actividades productivas.
La crisis se caracteriza por:
·
Disminución del nivel de vida de los campesinos. Las razones fueron la
disminución de los precios agrícolas, las malas cosechas y el aumento de los
impuestos. Muchos perdieron sus tierras, lo que provocó una concentración de la
propiedad en manos de la nobleza.
·
Paralización de las actividades artesanales y el
debilitamiento del comercio. Por la llegada de productos extranjeros
manufacturados más baratos que los nacionales, lo que provocó la ruina de las
industrias artesanales peninsulares; el retroceso del comercio con América como
consecuencia de la falta de barcos mercantes, ya que los disponibles eran
utilizados como navíos de guerra; y la idea de que el trabajo manual era un
deshonor, idea típica de la nobleza que fue asumida por la burguesía.
·
Ruina de las finanzas estatales. Las medidas para buscar recursos
extraordinarios (juros, venta de cargos,
etc.) no fueron suficientes para hacer frente a los gastos de la Corona. Los ingresos
se destinaban a financiar la costosa política exterior. Los ingresos procedían de las rentas de Castilla, los metales preciosos
y el sistema tributario. Estas fuentes estaban muy debilitadas en el siglo
XVII.
Por otro lado, un grupo variado de
pensadores que denominamos arbitristas
(Moncada, Ortiz, etc.) analizaron la situación y ofrecieron soluciones a la
crisis del momento. En general, indicaron que la actividad económica no podía basarse en la exportación de materias
primas, ya que, luego, se importaban como productos elaborados. La diferencia
de precio (más caros los productos elaborados) beneficiaba a los productores
extranjeros.
9.5. Esplendor
cultural. El Siglo de Oro.
El siglo XVII es una etapa muy brillante
desde el punto de vista cultural. Por ello, se denomina “Siglo
de Oro”. En la producción literaria, destaca el teatro (surge la denominada
comedia nacional) con autores como Lope
de Vega, Calderón de la Barca,
Tirso de Molina; la poesía con Góngora (culteranismo) y Quevedo (conceptismo, y
la novela picaresca con autores como Mateo Alemán o Quevedo.
En el campo del arte se desarrolla el Barroco. La Iglesia Católica utiliza el
arte para reafirmar su dogma y como símbolo para manifestar su poder a través
de lujo, la riquísima decoración, etc.
La arquitectura barroca evoluciona desde
edificios austeros (herrerianos) a otros caracterizados por una decoración
profusa. Los materiales empleados
son pobres como el ladrillo o el yeso, recubiertos con abundantes elementos
decorativos para dar sensación de riqueza. Cobran importancia las fachadas
y las portadas, y como soportes se
generalizan la columna salomónica y
el estípite. Destacan arquitectos
como José de Churriguera (Nuevo
Baztán), o Pedro Ribera (fachada
del Hospicio de Madrid).
La escultura es básicamente religiosa (retablos, pasos procesionales, etc.). y se caracteriza
por su realismo y expresividad. El material más utilizado es la madera policromada. Escultores destacados son Gregorio
Fernández, Martínez Montañés, Alonso Cano, Salzillo, etc.
El Barroco
es uno de los períodos más brillantes de la pintura española. Sus principales características son el realismo,
la expresividad, el predominio del color, el tenebrismo y la perspectiva aérea. Su temática es
fundamentalmente religiosa. Pintores destacados son Ribera,
Ribalta, Zurbarán o Murillo El más
importante de todos los pintores barrocos y uno de los grandes genios de la
pintura universal es Velázquez. Su obra es muy amplia y toca
temas diversos como mitológicos, retratos, históricos, etc. Las Meninas es su gran obra porque
aglutina las características de su estilo: perspectiva aérea, composición, técnica
depurada, etc.
10. La España del siglo XVIII.
10.1. La guerra
de Sucesión y el sistema de Utrecht.
Carlos II, el último de los Austrias
españoles, murió sin descendencia (1700). Su último testamento en
favor de Felipe de Anjou (futuro Felipe V), nieto del rey francés Luis XIV,
ponía en peligro el equilibrio europeo establecido en la Paz de Westfalia
porque se temía una posible alianza entre Francia y España que convertiría a
Francia en la gran potencia europea. En Europa se formaron dos bandos: la Alianza de La Haya (Austria, Inglaterra,
Holanda, etc.), partidarios del mantenimiento del equilibrio europeo y de
las aspiraciones al trono español del Archiduque Carlos de Austria. Y
por otro lado, Francia y España. Felipe V fue aceptado como sucesor
de Carlos II en Castilla en el año 1701. Sin embargo, Cataluña y Valencia
apoyaron al Archiduque Carlos. En 1713
se pone fin a la guerra con la firma de la Paz de Utrecht. Los puntos más importantes
son:
- reconocimiento
de Felipe V como rey de España y de las Indias y renuncia a los derechos
al trono de Francia.
- pérdida
de las posesiones españolas en los Países Bajos y en Italia que pasan a
Austria.
- Inglaterra
conservó Menorca y Gibraltar que había obtenido en el transcurso de la
guerra.
10.2. El cambio
dinástico del siglo XVIII: Los primeros Borbones.
El triunfo borbónico en la Guerra de Sucesión supuso
una transformación del Estado: aparición de una monarquía absolutista y
centralizadora. La monarquía es considerada una institución sagrada: el poder
del monarca es absoluto (concentra en su persona el poder legislativo, judicial
y ejecutivo) y el rey sólo es responsable de sus actos ante Dios. Los
Borbones realizaron una serie de reformas:
·
Potenciación del Consejo de Castilla como órgano
supremo de la administración del Estado.
·
Aparición de los Secretarios de Estado y de
despacho, son nombrados por el rey y se ocupan de una faceta de gobierno
determinada (economía, guerra, marina, etc.).
·
Modificación del sistema sucesorio. Se aprueba la Ley
Sálica
(1713) que otorga prioridad a los varones sobre las mujeres en el
orden sucesorio al trono.
·
Decretos
de Nueva Planta (Valencia 1707, Aragón 1711, Mallorca 1715, Cataluña 1716). Suponen la
desaparición de las instituciones tradicionales -Cortes, Diputación General,
etc.- de los Estados de la
Corona de Aragón y de sus derechos tradicionales,
imponiéndose la organización político-administrativa de Castilla. Sólo
conservaron sus instituciones tradicionales el País Vasco y Navarra.
·
A nivel territorial, surgen los Intendentes
provinciales, encargados de las finanzas reales, administración del
ejército, policía, justicia y vigilancia de las autoridades locales. Se
convirtieron en uno de los pilares del centralismo borbónico.
·
Los Borbones limitaron el poder de la Iglesia, interviniendo en
los asuntos eclesiásticos (regalismo). En esta política regalista se inscribe
la expulsión de los jesuitas (1767).
10.3. Reformas
en la organización del Estado. La monarquía centralista.
El triunfo borbónico en la Guerra de Sucesión supuso
una transformación del Estado: aparición de una monarquía absolutista y
centralizadora. La monarquía es considerada una institución sagrada: el poder
del monarca es absoluto (concentra en su persona el poder legislativo, judicial
y ejecutivo) y el rey sólo es responsable de sus actos ante Dios. Los
Borbones realizaron una serie de reformas:
·
Potenciación del Consejo de Castilla como órgano
supremo de la administración del Estado.
·
Aparición de los Secretarios de Estado y de
despacho, son nombrados por el rey y se ocupan de una faceta de gobierno
determinada (economía, guerra, marina, etc.).
·
Modificación del sistema sucesorio. Se aprueba la Ley
Sálica
(1713) que otorga prioridad a los varones sobre las mujeres en el
orden sucesorio al trono.
·
Decretos
de Nueva Planta (Valencia 1707, Aragón 1711, Mallorca 1715, Cataluña 1716). Suponen la
desaparición de las instituciones tradicionales -Cortes, Diputación General,
etc.- de los Estados de la
Corona de Aragón y de sus derechos tradicionales,
imponiéndose la organización político-administrativa de Castilla. Sólo
conservaron sus instituciones tradicionales el País Vasco y Navarra.
·
A nivel territorial, surgen los Intendentes
provinciales, encargados de las finanzas reales, administración del
ejército, policía, justicia y vigilancia de las autoridades locales. Se
convirtieron en uno de los pilares del centralismo borbónico.
·
Los Borbones limitaron el poder de la Iglesia, interviniendo en
los asuntos eclesiásticos (regalismo). En esta política regalista se inscribe
la expulsión de los jesuitas (1767).
10.4. La práctica del despotismo ilustrado. Carlos
III.
En la segunda mitad del siglo XVIII, aparece el despotismo ilustrado, que combina las
ideas de la Ilustración
con el absolutismo monárquico. El despotismo ilustrado pretende la realización
de una serie de reformas (educación, economía, etc.) que permitieran una
modernización de la sociedad con el objetivo de asegurar la felicidad y el
bienestar de la población, evitando que esas reformas se realicen a través de
un fenómeno revolucionario. Esta idea se expresa en la famosa frase “todo para
el pueblo pero sin el pueblo”. Carlos III es el mejor representante español del
despotismo ilustrado. Apoyándose en ministros reformistas como Aranda, Floridablanca o Campomanes,
realizó una serie de reformas como la mejora urbana de Madrid (alumbrado,
adoquinado de las calles, limpieza, etc.), la política de colonizaciones para
poblar zonas deshabitadas (Sierra
Morena), etc. Gran importancia tuvieron las Sociedades Económicas de Amigos del País, apoyadas por Carlos III.
Las Sociedades buscaban el progreso y la modernización del país en todos los
aspectos. Con este objetivo, difundieron nuevas ideas económicas, nuevas
técnicas, etc.
10.5. La evolución
de la política exterior española en Europa.
La política exterior del
reinado de Felipe V
(1700-1746) se orientó hacia la revisión del Tratado de Utrecht con el
objetivo de recuperar las antiguas posesiones españolas en Italia (en manos de
Austria) y de los territorios españoles (Menorca y Gibraltar) en poder
de Inglaterra. La alianza con Prusia, Francia y Gran Bretaña permitió la
obtención de los ducados italianos de Parma y Plasencia, que fueron
gobernados por el hijo de Felipe V, Carlos (futuro Carlos III). En 1733 se
firmó el Primer Pacto de Familia, inició de la tradicional alianza
franco-española del siglo XVIII. Por medio de esta alianza Francia apoyó los
intereses españoles en Italia. En 1738 Carlos obtuvo la Corona del Reino de las
Dos Sicilias a cambio de renunciar a los ducados. Fernando VI (1746-1759) llevó a cabo una política de neutralidad.
Carlos III (1759-1788) reanudó la
alianza con Francia mediante la firma del Tercer Pacto de Familia (1761);
España intervino al lado francés en la Guerra de los Siete Años (1756-1763),
perdiendo la Florida,
por lo que Francia le cedió la Luisiana. España y Francia intervinieron en la Guerra de la Independencia de los
Estados Unidos (1776-1783), apoyando a los independentistas americanos. España
pudo recuperar la Florida
y Menorca.
Durante el reinado de Carlos IV (1788-1808) el estallido
de la Revolución
Francesa significó el fin de la alianza con Francia y el
acercamiento a Inglaterra.
10.6. La
política borbónica en América.
Las reformas políticas más importantes
fueron:
- Creación de una Secretaría de Estado y de Despacho
encargada de los asuntos americanos.
- Aumento del número de virreinatos. A los dos existentes
(Nueva España y Perú), se sumaron el de Nueva Granada y el de Río de la
Plata.
- Formación de un ejército regular
americano con destacamentos en lugares estratégicos,
- Creación de las intendencias según el modelo
establecido en la España peninsular.
En cuanto a las relaciones económicas con
América, la Monarquía
impulsó la creación de las Compañías Privilegiadas cuya misión era
controlar las importaciones y exportaciones con América: Compañía Filipina,
Real Compañía de Comercio de Barcelona, etc.
En 1778 se aprobó el Decreto de libertad comercial, por
éste los principales puertos españoles podían comerciar libremente con las
colonias (hasta entonces sólo tenía ese privilegio Cádiz).
El comercio exterior español se desarrollaba
casi exclusivamente con América y los beneficios obtenidos servían para saldar
el déficit de las relaciones comerciales establecidas con Europa.
10.7. La Ilustración en España.
La
Ilustración es un movimiento intelectual minoritario,
cuyos principios son la confianza en la razón, la creencia en el progreso, la
búsqueda de la felicidad del hombre y la lucha contra la superstición y el
oscurantismo. La
Ilustración valora especialmente las ciencias experimentales
y humanísticas y la crítica histórica. Algunas ideas ilustradas coincidieron
con la política de la Corona
(despotismo ilustrado: "todo para
el pueblo pero sin el pueblo").
En general, la Ilustración española
se caracterizó por el análisis de los problemas del país, señalando soluciones;
es un movimiento que se desarrolló más en la periferia que en el interior de España;
y también hay que decir que es un movimiento muy minoritario, protagonizado por
las élites intelectuales del país.
Entre los ilustrados españoles destacan Feijoo, Campomanes,
Jovellanos, Cabarrús, Floridablanca, Cadalso, etc.