Tema 14. Isabel II
(1843-1868): el reinado efectivo.
a)
Características generales.
El
8 de noviembre de 1843 las Cortes
nombran a Isabel II mayor de edad, dos días después juró como reina
constitucional. Las características
generales que definen la monarquía de Isabel II son:
·
El
modelo político es una monarquía liberal
de tendencia conservadora que se refleja en la Constitución moderada de 1845. La Constitución sólo permitía la
participación en la vida política a una minoría: propietarios, nobleza, alta
burguesía, etc.
·
Los
gobiernos del período son de tendencia
autoritaria, son gobiernos que defienden el concepto moderado de orden
público, limitando los derechos y las libertades individuales.
·
Isabel
II apoyó abiertamente a los moderados.
A partir de 1863, ese apoyo y su incapacidad para conectar con el pueblo
provocaron la caída de la Monarquía en 1868.
·
La
intervención constante de los militares
en la vida política como Narváez, Espartero, O´Donnell, Prim, etc. Esta
intervención se explica por la debilidad
del sistema parlamentario ya que los partidos son simples grupos de presión
que intentan hacerse con el poder mediante un pronunciamiento; la mitificación del militar victorioso en
un país en el que la guerra había sido una constante; y la convicción de que la presencia de un militar al frente del gobierno
garantizaba el mantenimiento del orden público y la propia fortaleza del
gobierno.
·
La
presencia exclusiva en la vida
parlamentaria de partidos burgueses como los moderados, los progresistas,
los unionistas (Unión Liberal) y los demócratas. Los republicanos fueron
excluidos.
·
La
marginación política de campesinos,
trabajadores urbanos, obreros industriales, etc. Grupos que son, en
ocasiones, violentamente reprimidos por el poder político.
b)
La Década Moderada (1844-1854)
La
figura política durante todo este
período fue el general Narváez, jefe
de Gobierno en varias ocasiones.
Una de las primeras medidas adoptadas por
los moderados fue la fundación de la
Guardia Civil por el Duque de Ahumada el 28 de marzo de 1844. Se trata de
un cuerpo policial organizado
militarmente que reflejaba el concepto de orden público de los moderados.
Dependía del Ministerio de Gobernación y sus principales funciones eran el mantenimiento del orden, la seguridad
pública y la protección de las personas y de las propiedades. Su ámbito de
actuación fue el mundo rural.
Otra de las medidas destacadas fue la aprobación de la Constitución de 1845 (23 de marzo de 1845), Constitución que
refleja fielmente la ideología política de los moderados. Sus principales características son las siguientes:
·
Se rechaza el principio de
soberanía nacional y se afirma el principio de soberanía compartida, es decir,
la soberanía está en el Rey y en las Cortes. Este es un principio clásico del liberalismo doctrinario.
·
La declaración de derechos
individuales es similar a la de la Constitución de 1837, pero la regulación de los mismos a través de leyes ordinarias supone una
limitación de los mismos.
·
Se
conceden amplias atribuciones a la
Corona, eliminando los límites que la Constitución de 1837 había
establecido, por ejemplo, en el nombramiento de los cargos de gobierno.
·
Se
establece el principio de
confesionalidad del Estado, es decir, la religión católica como religión
oficial del Estado. Se prohíbe la práctica de cualquier otra religión y,
además, el Estado se compromete a mantener el culto y el clero católicos.
·
Las
Cortes son bicamerales. Los miembros
del Congreso de los Diputados son elegidos a través de un sufragio censitario muy restringido, lo que significaba que sólo
podían votar el 1% de la población. El Senado
es una cámara de nombramiento real y los senadores tienen su cargo con carácter
vitalicio.
Gran importancia tuvo la reforma del sistema fiscal realizada por
Alejandro Mon. Esta reforma se aprobó el mismo día que la Constitución (23
de mayo). Su objetivo era la creación de
un sistema fiscal moderno, racional y políticamente liberal. Para lograrlo,
era necesario acabar con la fiscalidad anacrónica del Antiguo Régimen y que
fueran los impuestos directos la base de
los ingresos del Estado. Sin embargo, no logró generar los ingresos
suficientes para atender los gastos del
Estado. Se establecieron los siguientes impuestos
directos:
ü
Una
contribución directa sobre las
propiedades inmobiliarias urbanas y sobre los rendimientos de las fincas
rústicas.
ü
Un
subsidio sobre actividades industriales
y comerciales.
ü
Un
impuesto sobre los alquileres superiores
a una determinada cantidad que variaba en función de la categoría de la ciudad (inquilinato).
En cuanto a los impuestos indirectos, se mantuvo la contribución de consumos
que gravaba el consumo de algunos productos como la carne, las bebidas
alcohólicas, el aceite, el jabón, las harinas, etc. Este impuesto afectaba a las clases populares y era muy impopular.
Por otro lado, los moderados firmaron el Concordato
de 16 de marzo de 1851. El Concordato es un Tratado Internacional que
regula las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado. El Concordato permitió normalizar las relaciones entre la
Iglesia católica y el Estado, relaciones muy deterioradas tras la
Desamortización de Mendizábal. Previamente, los moderados habían suspendido
la venta de bienes desamortizados (1841), la devolución de los bienes no vendidos
(1845) y el principio de confesionalidad del Estado (Constitución de 1845). El Estado español adquiría los siguientes
compromisos:
§
Reconocía
el papel esencial de la Iglesia en la
enseñanza.
§ Permitía a la Iglesia la censura de obras religiosas o morales.
§ Se comprometía a mantener el culto y el clero católicos.
§
Reconocía
el principio de confesionalidad del
Estado.
La Iglesia,
por su parte, asumía los siguientes
compromisos:
§
Reconocimiento de la Monarquía de
Isabel II. La
Iglesia había apoyado mayoritariamente a los carlistas.
§ Aceptaba que los bienes desamortizados quedaran en manos de
sus compradores.
§
Permitía
el llamado derecho de presentación de
obispos, es decir, el Estado podía presentar una terna de tres candidatos
cuando quedara vacante una sede episcopal y Roma elegía a uno de ellos.
También se realizó una reforma administrativa cuyo objetivo era la centralización de la
Administración. La reforma establece
la provincia como base de la Administración, así en cada provincia habría
dos organismos encargados de las tareas de gobierno: el Gobierno Civil (representante del Gobierno central) y la Diputación
Provincial (representante de los vecinos).
Por último, se aprobaron otras leyes como una Ley
de Ayuntamientos (alcaldes nombrados por el poder ejecutivo), una Ley de Imprenta (limitaba la libertad de
publicación y restablecía la censura) y una Ley
Electoral (que restringía el derecho a voto a una minoría de la población).
Los principales
problemas del período fueron:
·
El
estallido de la II Guerra Carlista
(1846-1849) que sólo se desarrolló en la Cataluña rural.
·
La
inestabilidad política resultado de
las protestas sociales provocadas por la
mala situación económica: hambre, carestía de la vida, etc. A partir de 1848, los gobiernos son autoritarios y suelen suspender las garantías
constitucionales. Bravo Murillo
(jefe de Gobierno entre 1851 y 1852) proyectó una reforma constitucional que suponía una prácticamente una vuelta al
absolutismo. Tras su dimisión y hasta
1854, se suceden una serie de gobiernos moderados débiles y desprestigiados.
c)
El Bienio
progresista (1854-1856)
Se inició con la Revolución de 30 de junio de 1854 (“Vicalvarada”),
pronunciamiento militar dirigido por el
general O´Donnell. En un primer momento, fracasó, pero la publicación del Manifiesto de Manzanares (7 de julio de 1854) logró que otros militares como Serrano o Dulce se
sumaran al pronunciamiento. Unos días después, la reina encargó al general
progresista Espartero la formación de un
nuevo gobierno. El Manifiesto de Manzanares, redactado
por Antonio Cánovas del Castillo,
recogía los siguientes puntos:
o
La
reducción de los impuestos.
o El estricto cumplimiento de la Constitución.
o El restablecimiento de la Milicia Nacional.
o La aprobación de nuevas leyes de imprenta y electoral.
o
La
descentralización administrativa.
Durante el Bienio, se aprobaron importantes
leyes, especialmente en el campo económico.
En primer lugar, se aprobó la Constitución de 1856.
Es una Constitución “non nata” porque nunca entró en vigor. Se aprobó el 9 de julio de 1856 y se decidió que
entrara en vigor en 1856. Finalmente, el
general O´Donnell no lo hizo y restableció ese año la Constitución de 1845.
La Constitución de 1856 recogía los siguientes aspectos:
ü
Principio
de soberanía nacional.
ü Declaración
de derechos individuales detallada y precisa, insistiendo tanto en la libertad religiosa como en
la de imprenta.
ü Senado
electivo.
ü Limitaciones
al poder de la Corona y del Gobierno.
ü Descentralización
administrativa.
ü Restablecimiento
de la Milicia Nacional.
ü
Ampliación de la base electoral.
En segundo lugar, se completó el proceso desamortizador con la aprobación de la Ley de Desamortización General (1 de
mayo de 1855). La ley fue redactada por Pascual Madoz, ministro de Hacienda. Los principales bienes desamortizados fueron los de propiedad
municipal, aunque se desamortizaban
todos los bienes no afectados por anteriores procesos desamortizadores.
En tercer lugar, la Ley General de Ferrocarriles (3
de mayo de 1855). Esta ley pretendía impulsar
la construcción ferroviaria en España que sufría un gran retraso en comparación
con el resto de países europeos. El Gobierno otorgaba ventajas fiscales, subvenciones y garantizaba la seguridad de las
inversiones. La ley hizo posible la
llegada de capitales extranjeros para financiar la construcción ferroviaria.
De esta forma, la red de ferrocarriles
pasó de 200 kilómetros en 1853 a 5000 kilómetros en 1866.
Por último, se aprobó la Ley de
Sociedades Bancarias y Crediticias
(28 de enero de 1856), que permitió la creación de un mercado financiero moderno:
bancos comerciales, bancos industriales y sociedades de crédito.
El fin
del Bienio se relaciona con la alta conflictividad social provocada por la epidemia de cólera de 1854, la subida del
precio de alimentos básicos, las malas cosechas, las tensiones entre patronos y
obreros, el incumplimiento del contenido del Manifiesto de Manzanares.
Estas circunstancias forzaron la
dimisión de Espartero y O´Donnell formó un nuevo gobierno en 1856.
d)
Los años de la
Unión Liberal y el fin del reinado de Isabel II (1856-1868)
La Unión
Liberal es un partido político que surge durante el Bienio Progresista.
Dirigido por O´Donnell, podemos
calificarlo como un partido de centro
porque agrupaba a los moderados más progresistas y a los progresistas más moderados.
Controló la vida política española hasta 1868. Contaba con el apoyo de la alta burguesía, los
terratenientes y un gran número de militares como Serrano o el propio O´Donnell,
su líder. En la Unión Liberal encontramos
políticos procedentes de los partidos moderado y progresista como Ríos Rosas,
Cánovas del Castillo, Alonso Martínez, etc. La Unión Liberal no tuvo un
programa político definido, pero se
benefició de una etapa de prosperidad económica entre los años 1858 y 1863,
debida a la expansión ferroviaria, la extensión de la industrialización, etc.
El político más destacado del período fue O´Donnell que presidió el “gobierno largo de la Unión Liberal” entre
julio de 1858 y febrero de 1863, un hecho prácticamente insólito en el siglo
XIX caracterizado por la escasa duración de los gobiernos. Otro político importante fue Posada Herrera
(conocido como el “gran elector”), ministro de Gobernación y responsable de la manipulación de los
procesos electorales, práctica que será una de las principales características
de la Restauración.
Las principales medidas adoptadas en esta etapa fueron:
·
El
restablecimiento de la Constitución de
1845.
·
La
realización del primer censo demográfico
moderno (1857).
·
La
aprobación de una Ley de Instrucción Pública (Ley Moyano, 1857), que fue la base del sistema educativo español hasta el
siglo XX. Esta ley establecía tres niveles educativos: primaria, secundaria y
universitaria.
Una de las principales novedades de este período fue el desarrollo de una política exterior activa,
basada en la acción militar con la finalidad de buscar prestigio a nivel
internacional. Las principales manifestaciones
de esta política fueron:
ü
Expedición hispano-francesa a
Indochina (1858-1863).
Se justificó por el asesinato de misioneros católicos, aunque la verdadera
razón fue el interés francés de obtener una base en el sudeste asiático.
ü Guerra
contra Marruecos (1859-1860).
El pretexto fue responder a las acciones “vandálicas” de los marroquíes en
Melilla, aunque el objetivo era la expansión colonial en el Norte de África.
España obtuvo el territorio de
Sidi-Ifni, una compensación económica y la ampliación de los territorios de
Ceuta y Melilla.
ü Expedición
a Méjico (1862).
Expedición en la que intervinieron España, Francia y Gran Bretaña. El objetivo
era castigar al Gobierno de Méjico por el impago
de la deuda. Francia tenía interés en derrocar al gobierno de Juárez y sustituirlo por Maximiliano de Austria. Este interés oculto provocó la retirada de
las tropas españolas y la ruptura de relaciones diplomáticas con Francia.
ü Intento
de recuperación de la República Dominicana (1861), que no se completó por las
presiones internacionales, especialmente de los Estados Unidos de Norteamérica.
ü
Guerra contra Perú y Chile
(1863-1866). El
motivo fue el ultraje de la bandera española en ambos países. La marina de
guerra española bombardeó los puertos de
Valparaíso (Chile) y El Callao (Perú).
A finales de los años 60, el
sistema mostraba síntomas de debilidad. En primer lugar, por el envejecimiento o el fallecimiento de los
principales líderes de esta etapa (O´Donnell 1867, Narváez 1868).
En segundo lugar, la crisis
económica que se inicia en 1864 y que se manifestó en la paralización de la
construcción ferroviaria, la quiebra de bancos y sociedades de crédito, la
crisis de la industria textil catalana, la crisis bursátil, etc.
En tercer lugar, la Unión Liberal
evolucionó hacia posiciones conservadoras, lo que se tradujo en su división
interna. Los progresistas estaban
convencidos de que la propia reina y el sistema electoral les impedían acceder
al poder y se distanciaron de la vida parlamentaria. Los republicanos y los
demócratas cuestionaban el modelo político vigente, es decir, la Monarquía.
Los gobiernos del período
evolucionan hacia posiciones autoritarias. Dos hechos ilustran esa evolución:
o
Matanza de la noche de San Daniel
(10 de abril de 1865).
La introducción del krausismo, doctrina filosófica de origen alemán que defendía actitudes tolerantes y abiertas
frente al dogmatismo de la enseñanza oficial, provocó tensiones en la
Universidad. En octubre de 1864, el
Gobierno emitió un decreto por el que prohibía las críticas a la religión
católica, la Monarquía y la Constitución. La respuesta fue una serie de artículos de catedráticos atacando las
injerencias gubernamentales y defendiendo la libertad de cátedra. Emilio Castelar (catedrático de la
Universidad de Madrid) publicó un artículo titulado “El rasgo”, en el que criticaba la venta de bienes nacionales para
beneficiar a la reina. El Gobierno exigió que fuera destituido de su
cátedra, pero el rector se negó. La
noche de San Daniel los estudiantes organizaron una serenata para apoyar al
rector. El acto fue duramente
reprimido, produciéndose nueve muertos y cientos de heridos.
o
Sublevación de los sargentos del
Cuartel de San Gil (22 de junio de 1866). Pronunciamiento
militar organizado por progresistas y demócratas que fracasó y fue duramente
reprimido por el Gobierno (fusilamiento de los principales instigadores).
Estos acontecimientos condujeron a la firma del Pacto de Ostende (16 de agosto de 1866). Era un acuerdo de progresistas, republicanos y
demócratas para formar un gobierno constitucional, desterrar a Isabel II y
convocar Cortes Constituyentes por sufragio universal.
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